Con fama de mujer de temperamento, militante política y conocida por la juventud del PT como "Corazón Valiente" consiguió en su primer mandato lograr edificar un perfil que se sustenta en su capacidad para manejar los datos y números de su gestión, y para dar respuesta aún a las críticas a su gobierno.
Apuesta política de Lula hace cuatro años, Dilma Vana Rousseff Linhares asumió la candidatura después de haber ocupado los ministerios de Minas y Energía y de la Presidencia durante los ocho años de gobierno de su padrino político.
Hija de un inmigrante búlgaro y de una docente brasileña, Rousseff se convirtió, después de 35 hombres que la precedieron en el cargo, en la primera mujer en gobernar el mayor país latinoamericano.
Llamada también "Dama de Hierro" por su fuerte carácter, Rousseff pudo convivir con el peso político dejado por su antecesor, para una mayoría el líder más carismático de la historia reciente del país.
Su asunción a la Presidencia agradó a los mercados por sus antecedentes como ministra y su perfil profesional de orientación económica, pero como jefa de Estado Rousseff también demostró habilidad para conducir los intereses políticos dentro del gobierno, particularmente a través de alianzas partidarias.
En su gestión, la seguidora del club Atlético Mineiro de Belo Horizonte -su ciudad natal- y del Internacional de Porto Alegre -su cuna política- superó exitosamente retos económicos como la desaceleración del crecimiento, que pasó del 7,5 % en 2010, el año anterior al inicio de su mandato, a una tasa inferior al 1 % proyectada para 2014 y logró también bajas en los índices de pobreza, indigencia y trabajo infantil.
Para mantener el control inflacionario dentro del límite máximo fijado por el gobierno, Rousseff tuvo que invertir la trayectoria de descenso de los intereses en su primer año de gobierno, que llegaron con diez reducciones consecutivas al histórico mínimo del 7,25 % anual, y elevarlos al actual 11 %.
Otro de sus desafíos fue afrontar denuncias de corrupción que salpicaron a miembros del gobierno y en su discurso fue dura en defender las investigaciones que la llevaron a pedir la dimisión de siete de sus ministros.
Ante las protestas multitudinarias que se desataron en junio de 2013, motivadas por el alza de los pasajes de colectivos en San Pablo y luego multiplicadas por otras reivindicaciones, Rousseff hizo frente y dio la cara ante la situación, con propuestas para una serie de pactos como la reforma política.
Durante la apertura del Mundial de fútbol, cuya organización defendió a capa y espada, mostró otra vez su temple al soportar insultos de miles de personas que en el el partido inaugural entre el equipo anfitrión y Croacia, corearon groserías en su contra.
Un día después, respondió con elegancia al sentenciar que "no serán los insultos los que me van a intimidar" y recordar que en su vida enfrentó "situaciones que llegaron al límite físico", como sus tres años en prisión, con 22 días consecutivos de torturas.
Detrás de esa gobernante "dura" hay una también una mujer que se recuperó de un cáncer en el sistema linfático, y una abuela dulce cuando está con su único nieto, Gabriel, de cuatro años, jugando en los jardines del Palacio de la Alvorada o en Porto Alegre, donde vive su hija.
O una mujer con espíritu de aventurera que se "libera" a bordo de la emblemática moto Harley-Davidson como indica la prensa local, que sale a veces a escondidas para pasear por la noche de Brasilia.
Fuente: Télam