La víctima fue identificada como Alejo, hijo de Micaela Gaitán, de 19 años, domiciliada en el barrio Boca, Bandera.
El hallazgo sobrevino cerca de las 23, a 500 metros de la casa de la madre, subrayaron fuentes policiales.
La antesala a la tragedia fue un hecho muy confuso. Cerca de las 20, los padres del pequeño denunciaron ante la policía que mientras caminaban por la vía pública fueron interceptados por un automóvil rojo.
Habrían descendido dos hombres, quienes los tomaron a golpes de puño, en especial a la madre.
Siempre en función de la denuncia, con los padres reducidos, los desconocidos tomaron en brazos al bebé Alejo y huyeron raudamente hacia la ruta que une Bandera y Añatuya.
Por ello, la policía anoche dispuso cortes de ruta, a fin de cerrar la salida hacia ciudades vecinas, en los cuatro puntos cardinales.
Todo era misterio y desconcierto. Los investigadores partían de la certeza de que el hecho existió, pero también procuraban otras líneas investigativas.
Mientras se aguardaba un llamado telefónico de los eventuales captores, sobrevino lo peor.
El bebé habría sido encontrado sin vida. Alejo estaba ya sin vida y en una zanja. Una bolsa le cubría todo el rostro. Y se sospecha que fue asesinado, pocos minutos después de la denuncia de sus padres.
De inmediato, toda la policía protegió la escena del crimen. La Justicia de turno ordenó pericias y secuestros masivos, a fin de evitar la pérdida de cualquier prueba, por más intrascendente que luzca.
Al conocer la noticia, la madre sufrió una descompensación y fue internada cerca de la una de la madrugada de hoy. Todo era desolación: tanto en familiares, como en vecinos y policías.
Amigos de la familia intentaban consolarla; pero todo era tristeza colectiva.
Pese al dolor, otra corriente policial iniciaba una investigación en el entorno de la pareja damnificada, ante la posibilidad de que el bebé haya recibido otro destino diferente.
Después de la una de la madrugada, los restos del bebé fueron trasladados a la morgue, a fin de que hoy temprano sean sometidos a la autopsia.
Luego de dos horas de declaración la mujer logró calmarse; una y otra vez volvían sobre las mismas preguntas. Finalmente, alrededor de las 23.30 confesó haberlo matado a su hijo, aduciendo que no tenía para darle de comer; y que lo había asfixiado. La acción lo habría cometido pasada las 20 de este 5 de mayo.
La joven Díaz reside en el barrio Boca de la cabecera del departamento Belgrano, según informaron fuentes policiales. Ella vive con sus padres y seis hermanos. El único ingreso es la pensión del jefe de familia, según detalló también en su declaración.
Tras el escalofriante relato se pudo saber que al bebé lo habría matado asfixiándolo con una bolsa; luego lo arrojó en un camino vecinal distante a unos 200 o 300 metros aproximadamente, de la vivienda donde reside.
Fuente: 26noticias.com.ar