El 27 de abril pasado, el joven de 16 años murió de un disparo con una escopeta calibre 22, cuyo proyectil impactó en la zona parietal derecha.
El caso, que en un primer momento se pensó como un suicidio, dio un inesperado giro la semana pasada cuando el fiscal Marcelo Sago ordenó la detención del padre, a quien le atribuyó la autoría del crimen.
La prueba fundamental del caso fue la pericia balística, en la que se determinó que el disparo a la víctima se efectuó a por lo menos un metro de distancia.