El suicidio fue presenciado por decenas de personas, entre ellas muchos niños, que circulaban a esa hora por la arteria más transitada.
La víctima fatal, de acuerdo con lo que establecieron las averiguaciones policiales, sufría una profunda depresión desde hace varios meses. Además, en los últimos tiempos había tenido algunos problemas de salud.
La Policía logró establecer que la persona fallecida se llamaba Néstor Galván, tenía 73 años, vivía en el pasaje Polonia del barrio Santiago Maradona y era remisero.
El accidente que terminó con la vida del hombre ocurrió a las 10.30 de la mañana. Pero la serie de incidentes que concluyeron con el suicidio de Galván, comenzó a desarrollarse al menos una hora antes.
El remisero estaba en su casa, acompañado de su esposa, cuando comenzó a sentirse mal. La mujer llamó a su hermano, Máximo Maldonado, para que asistiera a su esposo y lo acompañara a controlarse la presión.
De acuerdo con lo que le relató Maldonado a la Policía, en un primer momento, el hombre de 73 años se negó a hacerse el chequeo médico. Pero, tras una charla con su esposa, al cabo de unos minutos, Galván decidió recorrer los 25 metros que separaban de su casa de una enfermería para realizarse el estudio.
Salió de su casa, acompañado por su cuñado, cruzó una plaza que esta frente a su domicilio y se sentó en el cordón de la avenida San Martín, principal arteria de la ciudad de Beltrán. El remisero, según le relató el testigo a la Policía, le dijo a su acompañante que no quería controlarse la presión y que “prefería seguir así (enfermo) hasta el final”.
Maldonado intentó, en vano, convencer a Galván para que fuera hasta la enfermería, pero la víctima le contestó que no iría.
El remisero seguía sentado en la vereda y su acompañante estaba parado a un lado, cuando el reloj dio las 10.30 de la mañana. Desde el oeste, apareció un camión Mercedes Benz perteneciente a una empresa constructora. Ese rodado sellaría, segundos más tarde, el destino del hombre.
Según relató Maldonado, al ver el camión, Galván se puso de pie rápidamente y sin mediar palabras, se arrojó entre los dos ejes del camión.
El conductor del vehículo de carga, Jorge Arce, ni siquiera alcanzó a ver al remisero cuando se arrojaba a su paso. Sólo atinó a realizar una maniobra cuando su compañero, Manuel Sequeira, le avisó del incidente.
Las pericias y las declaraciones de las decenas de testigos del accidente confirmaron que el camión circulaba a una velocidad aproximada de 30 kilómetros por hora.
Fuente: elliberalweb.com.ar