Junto a “Moira”, también escapó Elizabeth Tatiana Arancibia, quien hasta el día de hoy está desaparecida.
Los dos varones involucrados en el crimen, Jorge Mario Nieva y Gastón Sebastián Fernández, fueron detenidos, juzgados y condenados a reclusión perpetua por la Cámara Penal Nº 1.
La semana pasada, una comisión de la brigada de investigaciones llegó a la provincia de Buenos Aires, y en coordinación con sus pares de la ciudad de Chivilcoy lograron apresar a la mujer en una lujosa casa de las afueras.
Ibáñez tenía consigo varios documentos con identidades distintas, como Moira Ibáñez, Moira Di Marco, o Moira Di Bárbaro, además del original.
Una vez que se logró identificarla plenamente, la mujer fue trasladada a esta Capital, y quedó a disposición del fiscal de instrucción Nº 5, Juan Pablo Morales.
El lunes a la tarde, el magistrado la indagó por el delito de homicidio triplemente calificado, por el concurso premeditado de dos o mas personas, criminis causa, y por alevosía.
Pero por consejo del abogado Edgardo Romero, la imputada se abstuvo de declarar y esperará la audiencia de control de detención ante el juez Marcelo Soria.
El crimen se planificó el 4 de septiembre de 1996 a la madrugada, cuando Jorge Mario Nieva junto a Elizabeth Tatiana Arancibia y Elena Silvana Ibañez, se reunieron en la habitación que ellas alquilaban en una casa del barrio Libertador I.
La idea era apoderarse del automóvil Ford Orion, propiedad de Pablo Ramón Marín, con quien Ibáñez mantenía una relación sentimental clandestina.
Poco después llegó Gastón Sebastián Fernández, quien tenía una relación afectiva con “Moira”, quien le propuso participar en el hecho, y el sujeto, que por entonces tenía 17 años, aceptó sin oponerse.
El 7 de septiembre a la noche, los cuatro volvieron a reunirse, y esta vez Ibáñez decidió qué matarían a la víctima con una mancuerna de hierro de aproximadamente dos kilos de peso.
Marín llegó a buscar a Ibáñez alrededor de las 23.30, y a todo esto la mujer ya había acordado con sus cómplices, que lo llevaría a un lugar que previamente habían elegido con Arancibia, cerca del hotel Sussex.
Nieva, Fernández y Arancibia esperarían en las cercanías hasta que Moira les diera la señal para actuar, consistente en aumentar el volumen de la música y encender las luces interiores del auto.
Cuando eran las 2.30 de la mañana, Ibáñez dio la señal, Nieva abrió la puerta delantera del auto por lo que Marín salió, pero fue tomado desde atrás por el mismo Nieva, anulando de esa manera toda posibilidad de defensa.
Fue entonces que Fernández, de frente y con alevosía, le aplicó tres golpes de inusitada violencia en la cabeza con la mancuerna.
La víctima sufrió una lesión contuso-cortante en zona parietal izquierda, otra lesión en zona occipital izquierda, y una tercera en la zona temporal izquierda, detrás de la oreja, que le causaron la muerte en el acto.
Los varones colocaron el cuerpo en el piso del auto, entre los asientos delantero y el trasero, mientras Ibáñez se puso al volante con Arancibia a su lado.
Luego llevaron el cadáver hasta Valle Viejo, para abandonarlo en una finca de Santa Rosa, donde lo taparon con basura, follaje y una media sombra que habían llevado.
Las mujeres les dijeron a sus cómplices que iban a cargar nafta y los dejaron en el lugar, pero escaparon hacia la ciudad de Termas de Río Hondo, Santiago del Estero, donde abandonaron el vehículo.
Nieva y Fernández esperaron dos horas, y se dirigieron a la terminal de ómnibus con el fin de dejar la provincia, pero fueron detenidos cuando iban en un micro a Tucumán.