La víctima fue identificada por la policía como Ignacio Rosendo Burns (21), cuya madre admitió que cuando su hijo "tomaba, se perdía un poquito".
El hecho ocurrió poco antes de las 2, en una vivienda situada en Laprida 1320, de Vicente López, en la zona norte del conurbano, donde estaban reunidos Burns y cinco amigos, entre ellos el hijo del dueño de inmueble.
Según las fuentes, a las 2.10, un llamado al 911 alertó a la policía de que uno de los jóvenes había resultado baleado, por lo que personal de la comisaría 5ta. de Vicente López se trasladó hasta el lugar.
Al llegar a la casa, los efectivos hallaron a Burns muerto en el piso de la cocina, con un balazo en la cabeza, dijeron los informantes. Los voceros policiales dijeron a Télam que los otros cinco jóvenes de entre 17 y 21 años que estaban allí coincidieron en relatar que se había tratado de un accidente.
De acuerdo a esa versión, todo comenzó cuando el hijo del dueño de casa fue hasta una habitación contigua a la cocina donde estaba reunidos y de una repisa tomó una pistola 9 milímetros marca Glock de su padre, de apellido Gómez.
Siempre según el testimonio de los amigos, Gómez hijo comenzó a manipular el arma y luego la tomó Burns, quien, a modo de juego, se apoyó el caño del arma en la cabeza y disparó, al parecer, accidentalmente.
En un primer momento, el episodio fue dado a conocer de manera confusa ya que algunos voceros dijeron que fue otro chico quien jugando le disparó a Burns, aunque esa posibilidad es la que menos fuerza cobró para los pesquisas.
Tras el hecho, Antonella Salas, hermanastra del joven fallecido, contó a la prensa que al momento de lo ocurrido los chicos participaban en lo que habitualmente se denomina el "preboliche", es decir, que se juntaban en una casa para empezar a tomar antes de salir a bailar.
Y que justamente en esa vivienda había un arma "que estaba a mano y cargada", explicó la mujer.
"Los chicos me dijeron que estaban tomando y pasó esto, que quiero suponer fue un accidente (...). Los chicos me dijeron que él estaba con el arma y se pegó un tiro en la cabeza, que estaban tomando", sostuvo Antonella.
Por su parte, Norma, la madre del joven fallecido, entre lágrimas aseguró esta mañana que su hijo "era buenísimo, pero cuando tomaba se perdía un poquito".
Esta mujer aseguró que al momento del hecho, los dueños de casa no estaban en el lugar y que su hijo "nunca había tocado un arma".
"Era un buen chico, trabajador y al que todo el mundo quería", sostuvo.
La fiscal de instrucción de Vicente López, Verónica Di Tomasso, ordenó secuestrar la pistola para que sea peritada, y tomarle declaración a los amigos que estaban junto al joven fallecido, a la espera de los resultados de la autopsia que se le practicaba esta tarde al cadáver.
Respecto del arma, un jefe policial dijo a Télam que el dueño de la misma era un "legítimo usuario".
Por otro lado, los restos de Burns comenzaron esta tarde a ser velados en la cochería Franco Hnos., situada en avenida Maipú 2170, de Vicente López, y mañana a las 10 serán inhumados en el cementerio municipal de Olivos.
En el velatorio, Antonella reiteró ante la prensa que la principal hipótesis es la del accidente y descartó el suicidio, aunque dijo que cuando la policía halló el cuerpo Burns "no tenía el arma en sus manos".
En ese sentido, la joven opinó que entre "la una" de la madrugada -cuando dijo que ocurrió el hecho) y "las cinco" -cuando precisó que le avisaron a la familia sobre lo sucedido- se pudo haber "manipulado" el lugar del hecho.