Durante la madrugada, el grupo había compartido una reunión familiar en Yerba Buena. En determinado momento, Miguel Gustavo Díaz, domiciliado en el barrio Municipal de esa ciudad, se subió a su Renault 18 bordó tipo rural para ir a El Cadillal, le comentaron a la Policía allegados al empresario. A él se sumaron sus sobrinos Rosa del Valle Pérez, de 28 años; Daniel Carrión, de 22; y Alberto Carrión, de 17 (los dos últimos son hermanos).
Al parecer, el grupo se dirigía a la casa de unos amigos para buscar cañas de pescar. Eran las 7.30. Díaz manejó por avenida Além hacia el sur, giró hacia el este en calle Lavalle y, a mitad de cuadra, perdió el control de su rodado.
Sobresaltada
El impacto fue tan tremendo que Beatriz, quien vive en una casa situada sobre esa vereda, se despertó sobresaltada. "Sentí el estruendo y me asomé por el balcón. Uno de los chicos ya estaba tocando el timbre y decía: ’¡ayuden a mi tío, ayuden a mi tío!’", recordó la mujer. Ella dijo que, cuando bajó a la calle, un policía estaba tratando de reanimar a Díaz. "El chofer tenía la cabeza apoyada sobre el volante. Parece que había muerto en el acto", comentó. Además, según el relato de la mujer, Pérez estaba en el suelo, con la cara ensangrentada, pues había salido despedida del auto. "Uno de los chicos comenzó a pedir ambulancias con el celular; mientras tanto, una vecina y yo buscamos sillas y agua para ayudar a los heridos", indicó Beatriz.
El accidente se produjo a tres cuadras del Hospital Padilla. Sin embargo, según una tía de Pérez, la unidad de traslado demoró varios minutos. "No se entiende qué pasó", dijo la mujer, indignada.
Rosa Pérez y Alberto Carrión fueron llevados al centro médico, donde quedaron internados. "La mujer es quien lesiones más graves presenta", indicaron fuentes policiales.
Daniel Carrión, en tanto, caminaba por la vereda consternado; de tanto en tanto, refugiaba su cara contra la pared para romper en llanto. El dolor de los golpes no parecía importarle. "El iba en el asiento trasero, así que solamente se raspó un poco la rodilla. No recuerda qué pasó", dijo una mujer que acompañaba al muchacho.
Sin respuestas
Mientras la Policía realizaba pericias en el R-18, familiares de Díaz trataban de buscar una respuesta a lo sucedido. "Él le daba trabajo a mucha gente; tenía casi 100 empleados. No bien pasó esto, comenzaron a llamarnos para preguntarnos qué había pasado. Todos estaban desesperados, porque son familias enteras que dependen de él", explicó uno de sus hermanos. "Estas desgracias ocurren todos los días, lamentablemente. Es horrible; esta vez nos tocó a nosotros, no lo puedo creer", añadió el hombre, con tono de resignación.
Personal de la seccional 2ª, a cargo del oficial Juan José Alcocer (bajo la supervisión de los comisarios Raúl Salle y Heberto Cortez) trabajó en el lugar de la tragedia. Los peritos, en primera instancia, descartaron que una falla mecánica haya ocasionado la tragedia. "Todo parece indicar que se trató de una mala maniobra. Quizás, como tenía el sol de frente, el conductor se haya encandilado", indicó a LA GACETA uno de los policías que trabajó en el caso.
Lo que más sorprendió a los peritos es cómo el automóvil dejó una marca vertical de casi un metro en la corteza del naranjo. "Como acababan de doblar en la esquina, no parece posible que hayan venido a alta velocidad. Sin embargo, eso lo determinarán las pericias", concluyó una fuente policial.
El vehículo quedó secuestrado por orden de la Justicia.
Fuente: lagaceta.com.ar