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TUCUMAN - VILLA PIOLÍN

Los robos y la droga se escapan por los pasillos

Villa Piolín comprende sólo una manzana, pero sus pasillos angostos la convierten en un laberinto que encierra pobreza, drogas, misterio y -sobre todo- peligro.
(DIARIOC, 20/08/2012) Cada una de sus caras intenta diferenciarse de las demás, pero todos los mitos y falsas apariencias se derriban en el corazón del barrio, donde los incontables pasillos se unen para constituir una sola realidad, una que nadie puede negar.

Las calles que rodean a Villa Piolín (o barrio Ángela Riera, como es su nombre formal) son San Lorenzo, Ernesto Padilla, Crisóstomo Álvarez y pasaje Juan B. Terán. Las casillas humildes, con veredas de tierra y cubiertas por la basura, desentonan por completo con los coquetos frentes de las casas y edificios que se levantan por fuera de ese cuadrilátero.

No es frecuente que la Policía ingrese al barrio. Basta con cruzar un par de palabras con alguno de sus vecinos para entender que los uniformados son "personas no gratas" en la villa y que cada vez que se acercan se arman verdaderas bataholas.

"Cuando entran, lo hacen como si fuera la casa de ellos, te patean las puertas, te rompen la casa... todo con la excusa de que un delincuente se ha escapado para aquí", se queja Orlando.

Cómo es cada cuadra

San Lorenzo es la elegida por los "pirañas", como llama la Policía a los grupos de niños que salen a robar a los automovilistas. "Aprovechan cuando un auto se detiene en el semáforo, aparecen de golpe y, si tenés el vidrio abajo o la puerta sin seguro, te amenazan con armas blancas o pistolas y te sacan todo en un segundo", cuenta un agente de la zona.

Ernesto Padilla, en cambio, es la predilecta de los arrebatadores de los transeúntes desprevenidos. Lo admiten sus propios habitantes. "Acá debe haber como cinco o seis ´ratas´ que son pendejos nomás y se dedican a afanar carteras y celulares. Todos sabemos quiénes son y la Policía también sabe", afirma María.

Crisóstomo es la calle que separa a Piolín de los modernos edificios que se construyeron recientemente en el predio de la ex Cootam. Si bien estos nuevos vecinos no se relacionan con los de enfrente, la gente que vive en esa cuadra de la villa trata de mantener una convivencia pacífica con ellos. De hecho, es la única parte donde puede observarse la gruta de una Virgen en la vereda de una casa.

Y en el pasaje Juan B. Terán todo parece más familiar. La escasa circulación vehicular permite que los chicos jueguen a la pelota en la calle y las familias son numerosas. "En la mía somos 70 miembros", revela José con orgullo, mientras sostiene en los brazos a una de sus nietas. Al lado suyo está sentado Juan; sus 67 años se le notan y, como suele suceder con la gente mayor, él añora los tiempos pasados. "Cuando estaba el general (Antonio Domingo) Bussi nadie ´macaneaba´ aquí. A veces él traía carne para que le hagamos asado y se quedaba a comer con nosotros. Ahora el gobernador (José Alperovich) ni se anima a pasar por acá", critica.

La herencia

Mientras algunos niegan a muerte que el barrio sea inseguro y le atribuyen la mala fama al comportamiento de sus antecesores, a otros no les preocupa reconocer que conviven con el delito. "¿Quiere saber de verdad cómo se vive en el barrio? Métase a los pasillos y vea lo que hace la gente", grita un hombre desde la puerta de su casa. Su hija de 13 años, que está en la vereda, acota en voz baja que los chicos se juntan en los pasillos a fumar marihuana y aspirar poxiran.

"Acá hay gente buena y gente mala, como en todos lados. Por ejemplo, en el centro están los gatos de guante blanco y nadie dice nada", se defiende Orlando. "Gatos de guante blanco". Así etiquetaron a los políticos. "Y esos no se roban una cartera con $ 10, esos roban millones y millones de pesos".

A Orlando le molesta que el barrio esté estigmatizado como un lugar peligroso. "Cada vez que ´chorian´ por acá cerca, son los de Villa Piolín. Y en realidad los que roban vienen de los cuatro puntos cardinales, nos apuntan a nosotros porque tenemos la mala fama heredada".

Cuando escucha la conversación, sale Cristina de su casa. Tiene 37 años, el pelo colorado y habla fuerte y con voz chillona. "A mi hermana ya le han robado el secarropas y la garrafa por los pasillos. Pero ojo, mi sobrino también es ´dañoso´, hay que decir la verdad, ahora está preso por robo pero también le han robado a él", explica.

Es imposible no escucharla desde mitad de cuadra. Mientras grita, otras vecinas se acercan. Ella voltea la mirada y señala a una de las mujeres: "mirá, a ella también le han ´choriado´ dos sillas. Hay que hablar lo que es. Yo también un montón de veces me he ido a arreglar a la comisaría por $ 300 para que lo suelten a él". Cristina se refiere a un adolescente que parece ser su hijo y se ríe cada vez que alguien menciona el arrebato de carteras. "Si no sabrá él que las carteras a veces no tienen ni $ 10", añade. Los dos se miran y estallan en carcajadas. Son tan sinceros a la hora de hablar que parecen desconocer la dimensión de sus palabras.

Adónde van los pasillos

Durante el recorrido por Villa Piolín, el destino de esos estrechos pasillos que se observan cada dos casas se apodera de la curiosidad de cualquier persona ajena a ese lugar. "¿Querés pasar? Uno de los chicos te va a acompañar", invita un vecino desde el umbral de su casa. La propuesta es tan tentadora como riesgosa, pero convence.

Bajo los pies no existe el cemento, mucho menos el pasto. Todo es tierra. Al final, donde todos los pasillos -que no superan el metro de ancho- se unen, hay una especie de patio. Son las 18 y los chicos juegan, algunos todavía con el delantal de la escuela puesto. Cuatro perros se pelean mientras un gato se despereza muy cerca, como si la enemistad entre ambas especies fuese otra mentira más. "Acá casi todos somos familia", dice una nena que no debe tener más de 10 años.

Al final, develar el misterio no hizo más que crear otros. ¿Cómo serán esos pasillos durante las noches? ¿Dónde estarán todos esos niños cuando el olor de la marihuana inunda el aire? ¿Cuán violento será ver ingresar a la Policía en busca de un supuesto ladrón? Sólo ellos tienen la respuesta. lagaceta.com.ar

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