Todo comenzó cerca de las 20, cuando Agustín Santiago Pacheco, de 7 años, domiciliado en el barrio San Martín, marchó a jugar a la casa de un amiguito, ubicada frente a la suya.
Según fuentes médicas, los padres del vecino, también de 7 años, tienen una carnicería.
Se cree que los niños se quedaron entusiasmados, contemplando a un empleado cómo picaba carne en una picadora eléctrica. El trabajador dejó la máquina por un momento y se dirigió al freezer. En pocos segundos, los niños acercaron un cajón de manzana, subieron e imitaron al empleado colocando un pedazo de carne en la picadora.
Tanto llevó el brazo Agustín dentro del aparato, que su mano quedó aprisionada por la trituradora. Lo que sobrevino luego fueron veinte minutos de gritos y desesperación.
Llorando, pero seguros en su reacción, familiares apagaron la máquina y la desarmaron: Agustín y el pedazo de bandeja fueron transportados al hospital local, donde los médicos lo sedaron y ordenaron el urgente traslado hacia Santiago del Estero. Antes, en el centro de salud, los bomberos cortaron la bandeja y dejaron sólo la picadora, de modo que al sufrimiento del pequeño, no se le adosara el riguroso peso.
En apenas dos horas, una ambulancia del Sease transportó a Agustín hacia el Cepsi de la ciudad capital. Controlado por los paramédicos Juan Andrés Sena y Julia Heredia, el pequeño arribó anoche, después de las 23. Las autoridades lo ingresaron directamente al área de cirugía.
Según el último parte médico, de las 24, la máquina había aprisionado la mano del niño y le había, literalmente, picado los dedos. Los galenos esperaban que Agustín se durmiera para que los bomberos cortaran la máquina y los médicos comenzaran los trabajos para reconstruir lo que se haya podido salvar del miembro. Fuentes sanitarias sostuvieron que el trabajo de los cirujanos demandaría, al menos, tres horas.
Fuente: elliberal.com.ar