Es que casi la mitad de las viviendas de una manzana del barrio Caisamar fueron robadas en sólo un mes y pesa un estado de sospecha permanente sobre los policías de la comisaría de la jurisdicción.
Todos los vecinos tienen "un silbato de referí y cuando uno arriba a su domicilio hace sonar el mismo para que los demás estén alerta", comentó una de las víctimas, el abogado Julio Razona. "Además, montamos guardias de dos horas durante la noche", agregó. (Télam).-