Los nichos abiertos pertenecen a un mausoleo que data de 1920, en el que se encuentran los restos de cuatro integrantes de una familia tradicional de la zona.
Los investigadores advirtieron que las tumbas estaban abiertas, pero no pudieron establecer a simple vista si se debía a la falta de mantenimiento, o si los sepulcros habían sido saqueados por desconocidos.
El fiscal Hugo Burgos dispuso que se investigue el hecho, en procura de establecer las circunstancias en que estas tumbas sufrieron los daños.
Trascendió que los cajones profanados estaban destruidos, y que se advertía la ausencia de partes de los cadáveres.