En realidad, los cuatro asaltos sucedidos entre viernes, sábado y domingo últimos, son solo una muestra de otros hechos que ocurren a cada rato, que incluyen arrebatos en la vía pública, robos de motos o de estéreos y otros delitos que se cometen cada vez con un grado de violencia mayor.
Menos feliz fueron los conceptos del subsecretario de Seguridad, Luis Baracat, cuando hizo alusión a que los delincuentes estarían identificados. En tal sentido, hay que darle la razón al funcionario, porque desde la Justicia ya se han librado las órdenes de detención para dos sospechosos, que habrían participado en por lo menos dos de los asaltos.
Lo que no se puede aceptar de Baracat, es que salga a dar semejante explicación, sin al menos haber dado una solución al problema.
Cabe preguntarse porqué no están detenidos los sospechosos, si dicen saber quiénes son. Ello resulta inexplicable.
En este preocupante panorama, se incluye un factor que parece no ser tenido muy en cuenta por las autoridades, y esto excede específicamente a las de Seguridad: la gran mayoría de estos delitos están estrechamente vinculados al consumo de estupefacientes, porque no tienen otra finalidad para sus autores, que el de adquirir cocaína, marihuana o cualquier otra sustancia, a través de lo que roban.
El delito existe, lo que no parece existir, es la prevención de los mismos, y mucho menos, la lucha en contra de sus causas.
Al menos no se observa un programa serio para abordar la problemática de la droga en los adolescentes, salvo la buena voluntad de algún grupo de trabajadores sociales y expertos en el tema, pero que trabajan de manera aislada.
Siempre es bueno recordar que las soluciones mágicas no existen, pero si queremos superar esta difícil situación, debemos comenzar desde ahora, antes de que todo empeore.