El testigo de reservada identidad, dijo que policías de a caballo, que llevaban boinas rojas que caracterizan al personal de Caballería de la Bonaerense, le indicaron, el miércoles 7 de febrero de 2001, que no pusiera candado en el acceso al vivero que da a la calle 26, pero que sí cerrara la otra entrada, que da a la costa.
"Si bien me sorprendió la orden, ya que siempre se cerraban ambos accesos al vivero, obedecí y me fui", declaró el testigo. (Télam).-