El profesional le relató a EL LIBERAL el increíble raid que realizó para dar con uno de los malvivientes y recuperar el dinero.
La historia comenzó alrededor de las 10.30 de ayer, cuando Oscar fue al Banco Río a buscar efectivo. Tomó las precauciones de rigor para cualquier persona que traslada una suma importante de dinero, e inclusive cambió la ruta que solía recorrer cada vez que volvía a su oficina. Pero esas previsiones no fueron suficientes para evitar el accionar de los delincuentes.
“Entré a la oficina (del estudio), puse la agenda con la plata sobre el escritorio, dejé el saco en la silla y cuando me doy vuelta, veo que alguien me agarra la agenda y pega un grito muy fuerte; yo me quedé paralizado por un segundo, pensé que era uno de los chicos de aquí haciendo una broma, pero ahí me di cuenta de que me habían robado”, recordó el contador.
Según el relato de Zanello, el ladrón salió corriendo por Entre Ríos hasta cerca de la sede de la Obra Social de los Empleados de Comercio. Ahí lo esperaba su cómplice en una moto.
Sin pensar un segundo, la víctima del atraco salió corriendo tras el delincuente, que una vez que se montó en el rodado salió, junto a su cómplice, en contra del tráfico por calle Entre Ríos y giró por San Martín hacia el Este.
“Yo pensé en entrar al estudio para llamar a la policía, pero si perdía de vista a los asaltantes, la plata no la veía más. Así que mientras gritaba que lo paren al tipo, corrí hacia Pedro León Gallo para buscar un policía en el supermercado”, contó el joven contador, con la voz aún ronca por los gritos.
Auxilio
Mientras buscaba ayuda, uno de los tantos curiosos que se habían agolpado por los gritos de Zanello, estaba parado en la esquina de Pedro León Gallo y Entre Ríos. El contador se subió en la moto y le pidió al conductor que le llevara hasta un autoservice ubicado en las cercanías, donde habitualmente suele haber policías, pero cuando llegaron al lugar no encontraron a ningún uniformado.
El contador le pidió al motociclista que persiguiera a los ladrones y el motociclista accedió. “Seguí hacia el sur, vamos para el sur”, le pidió Zanello, al llegar a avenida Belgrano. El piloto del rodado, le recordó al contador que los ladrones habían huido hacia el norte. “Fue una cuestión instintiva, yo los vi salir hacia la San Martín, no sé por qué se me ocurría que el ladrón había ido por la Belgrano hacia el sur”, contó él damnificado.
Cuando llegaron a la calle Alsina, el contador logró divisar a los asaltantes, y el motociclista que transportaba a la víctima, aceleró para poder acercarse a los ladrones.
Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, Zanello le dijo al conductor de la moto que se pusiera al lado de los asaltantes para poder voltearlos del vehículo en el que venían huyendo. “`Pará´, me dijo el chango de la moto, `mirá si están armados´, y le pedí que los siguiera de cerca mientras yo buscaba un policía”.
Los ladrones doblaron por la calle Sor Mercedes Guerra hacia el oeste. Paradójicamente, en esa calle que lleva el nombre de una religiosa que recobró milagrosamente la vista, uno de los ladrones, cegado por el exceso de confianza, fue aprehendido por la Policía.
“Cuando llegan a Sor Mercedes Guerra y Moreno, paran la moto y el que me había arrebatado la plata se baja y la moto se va hacia el sur por Moreno. Lo primero que pienso, es que la plata se la llevaba el que iba en moto. Cuando estábamos por seguir a la moto, lo vemos al chango que me había sacado la plata que cruza corriendo la Moreno y se acomoda la agenda dentro de la campera; me bajo de la moto y cuando voy a buscarlo, se mete en la casa de electricidad”, contó Zanello, recargado de la adrenalina por la persecución.
Aprehensión
El contador no quiso entrar al comercio, ante la posibilidad de que el ladrón estuviera armado y abra fuego dentro del local que estaba repleto de gente. El damnificado tocó el timbre de una casa contigua, para pedir que llamaran a la Policía. La vivienda, pertenecía a los dueños del comercio donde se había guarecido el delincuente.
La mujer que atendió la puerta, al enterarse que había un ladrón en su negocio, se puso muy nerviosa. En ese momento, una moto del Escuadrón Táctico Motorizado pasaba por el lugar y Zanello les hizo señas para que pararan.
Uno de los uniformados que venía en la moto entró al negocio. En la punta del mostrador, acodado, estaba el malhechor. El contador encaró al sospechoso que había entrado a su estudio, y lo señaló como el autor del atraco. En la otra punta del mostrador, el presunto ladrón había dejado su campera; debajo del abrigo, estaba la agenda con los $ 32.000, por lo que el sospechoso fue detenido.
Fuente: elliberalweb.com.ar
