Las pericias determinaron que el homicida se tiró en medio de la calzada para que lo atropellara algún vehículo. El cuerpo de Miguel Angel González, un hombre de 61 años, apareció con el cráneo destrozado, alrededor de las 2 del lunes, unos 100 metros al norte del acceso principal al pueblo.
Una llamada anónima realizada a la comisaría local alertó sobre la presencia de un cuerpo en la ruta. Al parecer le había pasado por encima un camión o un automóvil, cuyo conductor no se detuvo.
En menos de una hora la Policía logró determinar que González antes de suicidarse había matado de al menos seis cuchilladas a Angela Isolina Sánchez de Britos, de 45 años, madre de dos hijas y domiciliada en la calle Avellaneda sin número de esa localidad. Al parecer, un ataque de celos lo empujó a tomar la tremenda determinación.
Durante la tarde del domingo, el marido de la víctima había retornado a Buenos Aires, donde trabaja desde hace tiempo, tras visitar a su cónyuge durante cinco días.
Cuando los peritos de la Policía revisaron el cuerpo de González les llamó la atención que el hombre tuviera en las manos y en las extremidades inferiores manchas de sangre que no tenían relación con el accidente que le causó la muerte.
Datos importantes
Posteriormente llegó al lugar de la tragedia Miguel, el hijo de González, quien brindó datos que agilizaron el esclarecimiento del caso. “El muchacho dijo que su padre después de la medianoche había llegado a su casa y dejó sobre una mesa dos celulares y una linterna, que tenían restos de sangre. Agregó que le había sorprendido que enseguida su padre saliera presuroso con rumbo de desconocido”, comentó a LA GACETA el jefe de la Regional Sur, comisario general Fernando Soria. “El joven también nos confesó que su padre al parecer mantenía una relación afectiva con Angela Sánchez, una vecina que estaba casada y que vivía a una cuadra de la casa de González, que también estaba casado y tenía hijos”, añadió el funcionario policial.
Con estas pistas, los policías de la Regional Sur a cargo de la investigación fueron primero a la casa de González. Allí encontraron un cuchillo de fabricación casera, con cabo metálico y 35 centímetros de hoja, que tenía impregnadas manchas de sangre. Posteriormente los uniformados se trasladaron a la casa de la mujer, cuya habitación está ubicada al fondo del inmueble de la calle Avellaneda. En otra pieza, que da al frente, viven sus dos hijas de 15 y 17 años. Pese a los insistentes llamados de la Policía nadie salió a atenderlos. Por eso debieron recurrir a la madre de Angela, quien vive en la casa de al lado. Esta mujer logró ingresar a la propiedad utilizando una llave con la que abrió el portón principal. Una vez en el interior llamó a su hija, pero nadie le contestó. “Después despertaron las hijas, quienes dormían profundamente, y fueron ellas quienes nos dieron la llave con la que abrimos la habitación de la víctima”, añadió Soria. La mujer estaba tirada en el piso en medio de un charco de sangre. La imagen era terrible. La madre y las hijas de la víctima sufrieron un shock nervioso. Gritos y llantos despertaron a todos los vecinos cercanos.
“Perdió el juicio”
“Es muy probable que ambos hayan mantenido una discusión por el hecho de que el marido de ella había regresado de Buenos Aires. El hombre pasó Semana Santa con ella y ayer (por el domingo) como a las 14 retornó a esa provincia, donde trabajaba. Casi con seguridad que a González le produjo un ataque de celos ese hecho y perdió el juicio” comentó un vecino que prefirió no identificarse.
Aunque el episodio está virtualmente esclarecido, la fiscala Cecilia Tasquer de Villaluenga, del Centro Judicial Concepción, dispuso que se efectúen pericias a los restos de sangre que se encontraron en la ropa de Gónzalez y los otros elementos que se encontraron en su domicilio. (C)
Fuente/lagaceta.com.ar