El miércoles a la noche, gracias a unas pericias realizadas con un cabello que habían hallado en el lugar del crimen, la Policía logró determinar en un 99,99% quién fue el autor del asesinato de Nieva.
El joven, de 24 años, fue arrestado por personal de la División Homicidios y Delitos Complejos, y fue puesto a disposición de la fiscala Mónica García de Targa, del Centro Judicial Monteros.
La última que vio con vida a Nieva fue una vecina suya, Luján Cabrera. El día del crimen, cerca de las 13, divisó a la anciana sentada bajo un árbol, a metros de su casa.
Poco tiempo después, la coplera fue encontrada en el piso de su vivienda, semidesnuda, con varios golpes en el cuerpo. La familia de la víctima les avisó a los policías que parecían faltar varios objetos de la morada. Pero no parecía haber en un principio demasiadas evidencias de que se hubiera tratado de un violento asalto. Incluso, se cree que la anciana fue víctima de abuso sexual. Por eso, personal a cargo de los comisarios Hugo Cabeza, Miguel Gómez, Humberto Ruezga y José Luis Salas comenzó a interrogar a los vecinos.
El primer sospechoso fue un hombre de 57 años, que había sido visto cerca de la casa de la víctima en evidente estado de ebriedad a la hora del crimen. Incluso, había insultado a dos mujeres que pasaban por allí.
También pusieron la mira sobre un individuo que había merodeado la vivienda de Nieva. Aunque nadie advirtió si esta persona se acercó demasiado.
El tercer hombre investigado fue un hombre de 41 años, que según la Policía sería alcohólico. Los vecinos revelaron que él había intentado abusar sexualmente de una anciana hace algunos años.
Por último, comenzaron a seguir a un joven de 24 años, que conocía a la víctima. Este muchacho, al parecer, le había sustraído unas monturas a la coplera. Cuando ella se las reclamó, él la amenazó de muerte.
Como no había testigos del homicidio, los expertos tuvieron que acudir a otras herramientas.
En la casa de Nieva había cabellos, que fueron enviados al laboratorio toxicológico de la Policía de Tucumán.
Las coincidencias con el último sospechoso son de un 99,99%, según el informe oficial.
Así, por orden de la Justicia, un equipo de policías comenzó a hacer tareas de inteligencia en la zona de El Manantial, donde residía el muchacho. Los vecinos explicaron que ya no vivía allí, pero los uniformados lo vieron llegar cerca de las 19. Cuando le pusieron las esposas, el joven se mostró sorprendido. Pero luego se aplacó. Y quedó alojado en la comisaría de Monteros.
A los investigadores aún les resta determinar algunas cuestiones, como el móvil del crimen de la coplera. Pero, según las evidencias, el principal sospechoso ya está detenido.
Fuente: www.lagaceta.com.ar