El incidente ocurrió el lunes, a las 9.30, en plena clase, pero se conoció ayer, cuando la docente habló con LA GACETA. Detalló que fue asistida en la oficina de la Dirección del establecimiento. El estudiante agresor, en tanto, permaneció en la escuela hasta que llegó su madre que, según la denuncia, también amenazó a la maestra. "¡Así que usted le ha pegado a mi hijo! ¿Qué le ha hecho a mi hijo?", gritaba la mujer, según la denuncia que presentó la maestra en la Policía.
El parte médico señala que la maestra presenta una fisura en la nariz y una contusión en el labio. "Estoy con licencia hasta que me recupere, pero no quiero volver a dar clases si está ese chico en el aula. Tengo miedo, sobre todo, por las amenazas que recibí de su madre", afirmó.
La docente enseña en sexto grado en la escuela del barrio Los Pocitos. La mujer resaltó que el chico muestra señales de violencia desde hace tiempo. Incluso advirtió que ejerce un fuerte dominio sobre el resto de los alumnos. "Suele abrir las mochilas de los otros alumnos para ponerles cosas que ha robado antes y los chicos afectados no quieren decir nada porque también le tienen miedo", aseveró. La mujer está preocupada por lo que podría pasar en adelante y especialmente en cómo podría reaccionar el alumno. Por esa razón, al momento de la entrevista, la maestra pidió reserva de su domicilio.
Signos de violencia
El comisario Jorge Castilla remarcó que, de acuerdo a los datos del propio establecimiento, el chico que protagonizó la agresión tiene antecedentes de mala conducta, desde cuarto grado. Debido a esa situación, intervino la Dirección de Familia y Minoridad, que citó al alumno con su mamá. La madre del estudiante agresor argumentó que su esposo está muy enfermo, y que tiene muchos problemas para asistir a la escuela.
"Al chico le tengo miedo -dijo la maestra- porque varias veces me amenazó en tren de broma, haciendo amagues como se hacen dos varones de pegarse un cabezazo. Eso lo ha hecho siempre, no sólo a mí, también a las otras maestras". Dijo que sus compañeras del establecimiento escolar la asistieron en todo momento, después de la agresión. Respecto del menor aclaró que no se lo puede expulsar de la escuela y que sólo se lo hace firmar un libro de disciplina cada vez que tiene un mal comportamiento. "Para él (por el alumno), firmar o no el libro es lo mismo, y la madre no va cuando se la cita a la escuela", afirmó.
Lamentó la situación y advirtió que puede pasar algo grave. Dijo que hay mucha violencia en la escuela de Los Pocitos. "El vocabulario de los chicos es tremendo. Ellos hablan como si estuvieran en la cancha y lo hacen delante mío o de cualquier docente y se amenazan entre ellos que se van a pegar. Todo el tiempo es así", lamentó.
Discriminación, tolerancia y autoridad
¿Cómo se puede frenar la violencia escolar?
Hay que concientizar a los alumnos de que son iguales ante la ley, que nadie puede ser juzgado por las apariencias; de ese modo se evita la discriminación por cualquier motivo y se fomenta la tolerancia.
¿Cómo es la relación entre padres y maestros?
Un aspecto importante es la separación de la alianza entre padres y profesores. Antes había una presunción de que si un maestro ponía una mala nota evaluaba correctamente. Hoy eso se dio vuelta: el padre cree que el maestro se equivocó.
¿Qué hacer para resolver el problema?
Se debe considerar que un chico que pelea, tiene energía. Por eso, los especialistas aconsejan que es muy importante que los adolescentes cuenten con espacios en los que puedan realizar actividades deportivas.
¿La incomunicación fomenta la violencia?
La incomunicación en el hogar entre padres e hijos se traslada a la escuela. No hay diálogo y se pasa directo a la acción por la crisis de autoridad. Los padres no les ponen límites a los chicos. Se ha perdido el respeto por los maestros.
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