"El área de epidemiología del Hospital Militar de Campo de Mayo era utilizado para alojar mujeres desaparecidas embarazadas desde mediados del 77", remarcó Iud, pero antes los partos se llevaban adelante en distintos centros clandestinos dentro de la llamada "Zona 4" en la última dictadura cívico militar.
"Antes había partos en El Campito, pero uno se complicó y comenzaron a ser llevadas a Campo de Mayo, la última en dar a luz en El Campito fue Norma Tato", explicó Lud en el alegato.
El abogado entendió que hay "prueba directa" para responsabilizar a Bignone, Riveros y, de acuerdo a los distintos casos, a los médicos acusados.
Además pidió al Tribunal tener en cuenta los casos donde todavía no fueron identificados los bebés robados, como ya se hizo en una sentencia anterior por el plan sistemático de sustracción de menores.
"En sentencia anterior sobre los no encontrados se dio por probado que fueron robados y luego de esa sentencia, dos de esos niños, entre ellos el nieto de Estela de Carlotto, recuperaron su identidad y eso demuestra que la sentencia del Tribunal fue más que acertada al considerar que esos delitos continuaban en comisión. Pedimos el mismo razonamiento para los que no han sido restituidos en este juicio", explicó.
Al iniciar el alegato, el abogado de Abuelas de Plaza de Mayo dio por probado que "para llevar adelante la represión ilegal se montaron en Campo de Mayo, comisarías y dependencias militares de la zona norte, zona 4, numerosos centros clandestinos de detención y el principal fue El Campito".
"Antes había partos en El Campito, pero uno se complicó y comenzaron a ser llevadas a Campo de Mayo"Alan Lud
"Luego de repasar los casos del debate resulta claro que en dos casos sabemos fehacientemente que el parto ocurrió en El Campito, en otros tres casos ocurrieron en el Hospital MIlitar de Campo de Mayo y finalmente no tenemos precisiones de dónde nació Valeria Gutiérrez Acuña y también sabemos que Marta Alvarez (una de las víctimas) dio a luz antes de ser asesinada", enumeró Iud.
El abogado de Abuelas remarcó que más allá de la falta de datos en otros dos casos "es innegable que la práctica de sustracción de niños ya estaba consolidada a mediados del 77", cuando ocurrieron los secuestros de las embarazadas.
Iud enumeró ante el Tribunal cada uno de los nueve casos de secuestradas embarazadas que dieron a luz en cautiverio y sufrieron el robo de sus bebés y que fueron objeto de la acusación en este juicio oral.
Así detalló el de Marcela Graciela Alvarez, secuestrada el 19 de abril de 1976 en la localidad bonaerense de Tortuguitas junto a su pareja y otros compañeros de militancia.
Todos fueron trasladados al centro clandestino de detención que funcionaba en Campo de mayo, torturados y 17 días más tarde fueron asesinados a balazos en Ezeiza en un falso enfrentamiento.
Alvarez cursaba su octavo mes de embarazo al ser secuestrada y se calcula que dio a luz antes del asesinato, su bebé fue sustraido y todavía no ha sido identificado.
Otro caso fue el de Liliana Isabel Acuña, de 24 años y estudiante de Agronomía, secuestrada con su pareja el 26 de agosto d e1976 por un grupo comando en su casa.
Según sobrevivientes y el testimonio de un policía, ambos estuvieron secuestrados en el sótano de la comisaría 4 de San Isidro, que dependía "directamente del Comando de Institutos Militares", puntualizó Iud.
La joven estaba embarazada de cinco meses y en una nota manuscrita que le dieron a un policía de la comisaría que los ayudó, pedían avisar a su familia que estaban con vida y que "el embarazo está bien".
Acuña dio a luz una niña que fue identificada como la nieta 110 por Abuelas de Plaza de Mayo, Valeria Gutierrez Acuña, apropiada por un comisario de la Policía Bonaerense.
Otro caso, fue el de Susana Strisler, secuestrada con ocho meses de embarazo en la localidad bonaerense de Boulogne y que según se probó tuvo un varón y le dijeron que sería entregado a sus abuelos, algo que nunca ocurrió y el hijo aún está desaparecido.
Norma Tato, otra de las víctimas, fue secuestrada en la madrugada de abril de 1977 en su departamento de avenida Las Heras al 4000 de la ciudad de Buenos Aires, embarazada de cinco meses, junto a su pareja Jorge Casariego.
Al igual que en otros casos ventilados en el juicio, las víctimas trabajaban en empresas de la zona Norte del conurbano.
Según la acusación de Abuelas, Tato dio a luz un varón en El Campito y el bebé fue entregado de inmediato al procesado en este juicio, el médico militar Norberto Bianco y a su esposa, quienes en otro juicio ya fueron condenados por la apropiación. La víctima recuperó su identidad en enero de 2007.
También recordó a Silvia Quintela, secuestrada en la localidad de Florida y vista en El Campito desde donde se la llevó a Epidemiología de Campo de Mayo para dar a luz un bebé "al que pudo ver unas horas" antes de volver al centro clandestino de detención para, a los pocos días, "ser trasladada, osea eliminada físicamente".
Su bebé, según se probó en un juicio anterior por apropiación, fue entregado al oficial de infantería ya condenado Víctor Gallo y a su mujer Susana Colombo desde el Instituto de Comandos MIlitares de Campo de Mayo.
En el juicio se analizó además lo ocurrido a Miriam Ovando, quien dio a luz en Campo de Mayo y su beba fue sustraída y entregada a un militar.
El alegato de Abuelas continuará por la tarde, ante el Tribunal Oral Federal 6 que juzga a los médicos Norberto Bianco y Raúl Martín y a la obstetra Luisa Yolanda Arroche además de Bignone y Riveros.
Fuente: Télam