Mientras se restregaba las manos -gesto habitual de Kirchner cuando proyectaba escenarios- explicaba a los “testigos” Cristina Kirchner, Daniel Scioli y Alberto Balestrini que debían ponerse a trabajar inmediatamente.
A pesar del resultado adverso de la elección de medio término seguía en marcha el plan “20 años”, es decir, que le daba vida con su máxima “jinete que no rueda no es jinete”.
Por su parte, la oposición planificaba cómo iba a condicionar la gestión; obtuvieron lugares clave en el Congreso y sola una ley, que a la postre la Presidente la vetó.
Cristina Kirchner, si toma la lógica de Néstor, auscultará entre los suyos para asegurarse de que el vicepresidente sea portador de linaje K puro. Porque sin opción de reelección, intentará proyectar en un sucesor el “sueño kirchnerista”.
El 27 de octubre de 2010 fallecía el ex presidente en Santa Cruz. Ese día los argentinos estaban preparados para cumplir con el deber ciudadano de responder a los enviados del Indec para el censo.
Cristina Kirchner reveló hoy que el 28 de octubre ella ya sabía lo que iba a hacer: presentarse a la reelección.
En el 2007, Néstor Kirchner, quien contaba con alta adhesión para ir por la reelección en cada acto jugaba “será pingüino o pingüina”. Iniciaba en febrero de ese año el operativo de instalación de la hasta por entonces senadora por la provincia de Buenos Aires.
Cristina Kirchner accedía al Senado en las elecciones de 2005 cuando Kirchner decidió romper con Eduardo Duhalde.
Con la decisión de la Presidente se pone en juego en la Argentina el desafío del “tercer ciclo” encabezado por el mismo color partidario.
Juan Domingo Perón y Carlos Menem tuvieron a su manera la reelección. Pero no resolvieron el esquema para que ellos o un heredero quedase en el poder para continuar sus ideas.
Al final, la candidata del oficialismo resultó “pingüina”. No había plan B tal cual indicaban los adláteres de Cristina Kirchner. (Infobae)