El ministro planteó que, "pese a la obtención de tres premios Nobel (argentinos) y éxitos académicos, era difícil encontrar resultados aplicables, aunque la comunidad académica había hecho aportes importantes incluso en períodos de dictadura militar".
El avance "se observa a partir de 2003, con un salto importante en 2008: había un déficit de 120 mil metros cuadrados de instalaciones por 30 años de no construir nada, y hay 190 mil metros cuadrados construidos hasta este momento", balanceó.
Otro aspecto positivo destacado por el funcionario es la "inserción en la actividad socioproductiva, con más de 30 consorcios público-privados que desarrollaron desde nuevas variedades vegetales y anticuerpos monoclonales para el cáncer, hasta la explotación de fibras de guanaco con métodos de la cultura originaria".
Estas acciones implicaron el desarrollo de empresas de mediana envergadura, PyMes y cooperativas que aportaron "competitividad y trabajo de calidad", reivindicó Barañao.
Por eso, "quien más está defendiendo la continuidad es el sector productivo, cuando en épocas pasadas ese sector no vio en la ciencia un área defendible, porque en los '90 se importaba".
"Son los industriales los que están apoyando un modelo en que la ciencia los está impulsando en forma concreta", consideró.
Respecto al año que se avecina, Barañao contó que seguirá avanzando el plan de infraestructura: "Se inaugurará la segunda parte del Polo Giol (en Palermo), con el nuevo edificio del Conicet y el Centro cultural de la ciencia".
"A mitad de año se terminará el edificio de YPF Tecnología (Y-TEC, en la localidad bonaerense de Ensenada) y una cantidad de institutos en todo el país, donde existe una demanda insatisfecha porque las provincias están radicando investigadores", informó.
Entre los logros emblemáticos de la época, Barañao mencionó también "el programa Sadosky y el Conectar Igualdad, de Educación, para enseñar programación e informática en escuelas primarias, empezando a formar generaciones para la demanda de puestos de trabajo en software aplicado a procesos industriales".
Y un centro de medicina traslacional en la localidad bonaerense de La Matanza, "con una universidad a la que acude un 80 por ciento de estudiantes provenientes de familias no profesionales, pero la que tiene el mayor porcentaje de matriculación del país".
El Centro "contará con un área de formación de médicos e incubación de empresas de instrumental, con la posibilidad de testearlo en el Hospital Ballestrini, transformándose en un 'Silicon Valley' de la Medicina con vertiente social, ya que los médicos saldrán con una inquietud de compromiso social por venir de ese entorno", apostó.
Fuente: Télam