Nos hemos demorado en decir lo que pensamos porque nuestra intención es la de discutir ideas. No desacreditar a personas ni responder impulsivamente cuando nos atacan.
Si defendemos la conducción del bloque del Frente para la Victoria y, especialmente, la legitimidad de ser sus voceros en Catamarca, es porque no queremos que este se desvirtúe. Sus objetivo no es el de servir de vehículo para el barrionuevismo ni el saadismo. Tampoco el de ayudar al oficialismo a mantenerse en el gobierno de la provincia.
No nos desvela el odio o el revanchismo con ninguno de ellos. No hacemos alianzas para derrotar a nadie, ni alentamos el “ahora nos toca a nosotros,” que hemos escuchado en algunos, ni negociamos por puestos o candidaturas.
Queremos el triunfo del Frente para la Victoria porque estamos esperanzados con este nuevo camino que se abrió en el país gracias a la gestión del presidente Kirchner. Queremos fortalecer a ese camino desde Catamarca y queremos que la transformación nacional se multiplique en beneficios para nuestra provincia. No nos sentimos “dueños” de esa esperanza en Catamarca, pero sí deseamos que quienes hablan en nombre del presidente y del frente
que lo representa, lo hagan desde el compromiso con sus ideas y no desde el oportunismo electoralista o la mera aspiración de llegar al poder apoyándose en cualquier estribo.
Estamos comprometidos con las realizaciones e ideas conductoras del
gobierno nacional.
El avance en la recuperación del trabajo y la puesta en marcha de un país al que el entreguismo y la corrupción habían llevado al borde del colapso.
La recuperación de una actitud digna ante las transnacionales financieras.
La defensa de los consumidores argentinos aún a costa de enfrentarse con grandes corporaciones del país y extranjeras. La reivindicación de los luchadores populares y la clara condena a los represores que en el pasado nos hicieron vivir en el luto y el miedo. La inserción de Argentina, a través del Mercosur, en un proyecto de unidad latinoamericana que permite
soñar razonablemente en ser países realmente independientes y con justicia social. La confluencia transversal de los argentinos, no a través de identidades partidarias, que los malos dirigentes han desvirtuado y vaciado de contenido, sino en torno a estos pasos concretos que se están dando, y que nos permiten volver a reconocernos argentinos, superando el dolor y
vergüenza que nuestros gobernantes nos habían hecho experimentar.
Esas y otras posiciones del gobierno nacional necesitan un apoyo consciente y consecuente de los argentinos y de sus dirigentes a lo largo del país.
Solo así podrá sostenerse y desarrollarse este proyecto. Solo así nos aseguraremos de que no volvamos al pasado: a esos dirigentes que, a pesar de provenir de partidos de raigambre popular y nacionalista terminan negociando nuestra pobreza y complaciendo a los poderosos de afuera y de adentro.
Lo que ha sucedido en la cámara es un reacomodo de dirigentes que se incorporan a un empeño evidente: el de asimilar el Frente para la Victoria a la estrategia de políticos ya bastante conocidos en la provincia. Proyectos que han frustrado reiteradamente al peronismo por las ambiciones personales de sus líderes, hoy coyunturalmente unidos por el temor a ser desplazados
por esta corriente que avanza en el país. Y pretenden apropiarse de ella después de haber intentado destruirla.
Frente a este escenario creemos necesario preservar esta opción. Asimismo creemos que, al hacerlo, estamos interpretando lo que la mayoría de los catamarqueños quiere.
