El jefe de ministros evoca que conoció al entonces cardenal Bergoglio "en la peor crisis social, productiva y económica" del país en los primeros meses de 2002, y sostiene que "las conversaciones profundas me permitieron ver y observar el compromiso con el país y la humanidad" del sumo pontífice.
"La opción preferencial por los pobres, la humildad y sencillez, la vocación por el diálogo y la unidad en la diversidad constituyen sus ejes principales", agrega Capitanich.
"Existen en todo el mundo aproximadamente 1.200 millones de católicos entre 2.000 millones de cristianos. Y el desafío más importante de su papado consiste precisamente en interpretar los sentimientos colectivos de la grey católica, esto es, una Iglesia pobre para los pobres", resaltó.
En otro pasaje de su artículo, Capitanich asegura que "Francisco constituye un símbolo de la ética de la convicción y la responsabilidad, pero también, y al mismo tiempo, un símbolo de la estética como el continente de la ética a partir de la gestualidad que se convierte en icono y empatía social".
"La austeridad, la humildad, la sencillez marcan un sendero de su apostolado. Cada cierto tiempo escribo una carta o un correo electrónico y el papa Francisco responde rigurosamente con su toque y distinción personal que recuerda lugares y personas mediante el uso de su infalible memoria", añadió.
Tras detallar cifras globales de hambre y pobreza que hablan de "un mundo injusto y desigual", Capitanich afirma que el papa Francisco "marca su impronta" y considera que "la verdadera revolución del ser" es el "cambio de las conciencias de las personas para construir una civilización más justa".
El artículo de Jorge Capitanich forma parte del suplemento de El País en el que participan personalidades como el expresidente de Brasil Lula Da Silva, el teólogo de la liberación Leonardo Boff, el expresidente del gobierno español Felipe González y el mandatario mexicano Enrique Peña Nieto, entre otros.
Fuente: Télam