Assaf, que lleva 11 años en el poder, ha visto como en los últimos días se recrudecían las protestas. "Me he dado cuenta de que hay una enorme diferencia entre las voluntades del pueblo y las instituciones del Estado. Debemos abrir nuevos canales de comunicación entre el pueblo y el estado. Debemos promover el diálogo y la transparencia", dijo.
Hasta ahora la represión del Gobierno sirio contra las revueltas sociales ha causado más de 200 muertes.
Antes de la intervención de Assad, miles de personas han salido a las calles de Deraa -uno de los centros neurálgicos de las protestas en Siria- para manifestarse contra el presidente.
Por el estado de Emergencia que ha regido hasta ahora, funcionaba por ejemplo el Tribunal Supremo de Seguridad del Estado, "una corte excepcional que niega el derecho a la apelación, limita el acceso a la ayuda legal y acepta confesiones bajo tortura", según el informe sobre el estado de los Derechos Humanos en Siria publicado por la ONG Freedom House. (Infobae)