"Las economías avanzadas se comprometieron con programas presupuestarios que reducirán en por lo menos a la mitad sus déficits de aquí a 2013 y estabilizarán o reducirán la relación de la deuda pública con el PIB para 2016", señaló el documento final tras la cumbre a la que asistió Cristina Kirchner, en Toronto.
De este modo, las naciones buscarán fortalecer la recuperación económica que aún es "frágil", según consigna el texto.
"El crecimiento está volviendo, pero la recuperación es despareja y frágil, el desempleo en algunos países se mantiene en niveles inaceptables y el impacto social de la crisis aún se siente ampliamente", prosiguió el informe.
No obstante, indicó que el recorte del gasto público "debe ser a la medida de las circunstancias nacionales" y "compatible" con el crecimiento y las medidas de estímulo.
En el documento también se señala que hay consensos que permiten a los países europeos proseguir con sus cuestionados ajustes y aplicar eventuales impuestos bancarios.
"La máxima prioridad del G-20 es proteger y reforzar la reactivación, y sentar las bases de un crecimiento fuerte, duradero y equilibrado, así como reforzar nuestros sistemas bancarios contra los riesgos", sostiene.
En la declaración emitida, no obstante, se recomienda "reforzar las redes de protección social" e "incrementar el desarrollo de los mercados financieros y de los gastos de infraestructura y una mayor flexibilidad en la tasa de cambio de algunos países emergentes".
En un párrafo se llama a todos los países a "avanzar más en el reequilibrio de la demanda mundial".
En otro orden, las naciones reconocieron que el sector financiero debe contribuir de "manera sustancial y equitativa" para asumir la "carga" relacionada con las intervenciones del gobierno para "restablecer el sistema financiero".
La próxima cumbre del G-20 se realizará en Seúl, al tiempo que México se convertirá en el anfitrión de este encuentro en 2012.
DyN