Por otra parte, se fomentó la inclusión de algunos productores al sistema tributario nacional, lo que posibilitó la regularización de sus ventas como así también el acceso a una cobertura social, que muchas veces deben abonar en forma particular un servicio médico al carecer de especialidades en postas y hospitales públicos.
En la zona, se tiene previsto implementar prácticas de experimentación adaptativa, consistentes en técnicas de manejo cuya eficiencia ha sido comprobada dentro del ámbito institucional (Estación Experimental) y que luego serán aplicadas al medio real, es decir el campo del productor, a través de proyectos de terrenos (Profeder, Pro-Huerta) y respaldados por los Proyectos Regionales.
El trabajo conjunto implica la realización de reuniones periódicas con los diferentes actores locales (Escuela, Productores, Agronomía de Zona, Promotores Sanitarios y el INTA) para interiorizarse de las problemáticas que van surgiendo en función de las necesidades y de las posibilidades institucionales de aportar vías de soluciones compartidas; sugeridas a partir del dialogo. Cabe resaltar que este proceso requiere de un cierto grado de organización para lograr los objetivos propuestos en pro del desarrollo de la comunidad. Esta constante interacción ha llevado a reflejar la necesidad de atender otras cuestiones derivadas de las anteriores como la calidad y cantidad de agua, la creación de una nueva escuela en El Milagro, la regularización del uso de los recursos forestales y la reducción del uso del campo comunero en relación a la expansión de las empresas agropecuarias de capital en la zona. Lo planteado anteriormente, llama a la reflexión respecto del rol institucional en zonas marginadas, dado que la intervención técnica escapa del mero mensaje tecnológico, sino que, por el contrario, comparte realidades y soluciones en un plano interactivo donde el INTA se constituye en otro actor de las comunidades.