El encuentro se concretó en la sala de sesiones bautizada con el nombre del prócer homenajeado, y permitió profundizar sobre un aspecto esencial del legado del ex Obispo de Córdoba, faceta que habitualmente queda relegada ante las extraordinarias virtudes morales que lo mantienen a un paso de la beatificación.
Sin embargo, como bien explicó Bazán, Esquiú dejó en materia política una serie de enseñanzas vitales en la etapa fundacional de la Nación, cuyo profundo contenido, lejos de caducar, se revitaliza como respuesta certera ante la coyuntura actual.
"Yo creo que el mensaje que dejó Esquiú tiene vigencia permanente y rigurosa, porque los males que los argentinos padecemos periódicamente, los desencuentros y la falta de convivencia respetuosa en la vida política, vienen ocasionados por la falta de obediencia a la ley", observó el investigador.
Bazán recordó que Esquiú "estaba en contra del manejo discrecional del poder, de la arbitrariedad, del capricho", porque "el gobernante debía basarse en la ley, respetar al adversario y no verlo como enemigo. Ese era su mensaje".
"Nosotros le debemos una permanente veneración y cumplimiento de las exhortaciones que hizo a los compatriotas", estimó el disertador, quien se ocupó de destacar que ese reconocimiento, para tener un sentido cabal, exige "no solamente venerarlo como una cosa lejana, sino tratar de adecuarlo a los comportamientos cívicos que él recomendó", señaló Bazán.
El acto contó con la participación de un auditorio que colmó la capacidad del recinto, en el cual se destacó la presencia de la Vicegobernadora Lucía Corpacci, el intendente de Fray Mamerto Esquiú, Humberto Valdez; la diputada nacional María Julia Acosta, y del apoderado del Colegio Educativo Franciscano "Padre Ramón de la Quintana", Nicolás Quiroga, entre otras autoridades.
