Wursten señaló al ex auditor del Ejército e imputado en la causa, Jorge Appiani, como uno de los partícipes de las sesiones de torturas que se desarrollaban en la casita ubicada en cercanías de la Base Aérea de Paraná.
El testigo dijo que en ese lugar escuchó gritos y llantos de chicos, que pensó podrían ser sus hijos o los de otros detenidos, que probablemente habían sido llevados allí como parte de los métodos de interrogatorios que se aplicaban a los presos políticos.
También recordó al médico de Institutos Penales Hugo Moyano, a quien en varias sesiones de torturas le escuchó decir: "a este dale más" o "con este pará".
En la audiencia de hoy también declaró el ex integrante de la Juventud Peronista, Fernando Caviglia, quien relató que vio cuando los represores sacaban del escuadrón de Comunicaciones del Ejército un cadáver que podría haber sido el de Victorio Erbetta, quien se encuentra desaparecido.
Caviglia recordó que "las condiciones de detención eran infrahumanas", y que el desaparecido Erbetta eran compañeros de militancia en grupos católicos que en los '70 se oponían al arzobispo de Paraná, Adolfo Tortolo.
Dijo que a Erbetta lo sacaron del calabozo un día y que al día siguiente hubo un gran movimiento de médicos y enfermeros y que vio pasar una camilla sobre la que iba un cadáver tapado con una sábana blanca.
Recordó que efectivos militares se llevaron del calabozo el bolso con la ropa y las cosas de Erbetta y que un rato después escuchó los ruidos de un simulacro de fuga, donde hubo tiros y gritos "que montaron para blanquear su muerte".
También recordó que en otra oportunidad fue sacado del calabozo con otro detenido y que en el camino sus captores le dijeron que la radio estaba informando que ellos se habían fugado de la cárcel por lo que debían imaginar cuál sería su destino.
Dos o tres horas después los encapucharon, los metieron a los dos en el baúl de un Renault 12 y poco después los largaron a correr con la capucha puesta y las manos atadas.
Recordó que corrieron por un lugar donde había árboles y ramas y escuchaba armas que eran cargadas y gritos: "¡tiren!" y luego otra voz que dijo: "no tiren que viene gente".
Tras ese episodio, fueron llevados a la casita cercana a la Base Aérea, donde fueron torturados.
Fuente: Télam
