La joven de 19 años tenía el rostro desfigurado por los golpes y días después, su cuerpo apareció quemado y con las manos amputadas en las salinas de Bebedero, a pocos kilómetros.
Pereyra González ascendió en su carrera judicial hasta camarista federal de Mendoza y en 2009, un testigo lo involucró en el caso de Fiochetti y el juez renunció a su cargo.
Tras ello, estuvo prófugo y cuando se entregó a la Justicia, quedó unos meses con prisión preventiva y a mediados de 2011, un fallo de primera instancia se la revocó.
Hace unos días, los camaristas de la Sala II de Casación, Ángela Ledesma, Pedro David y Alejandro Slokar anularon aquel fallo a su favor y ordenaron que vuelva a prisión.
En el fallo, los camaristas señalaron que "el plan sistemático de represión contó con un aporte jurisdiccional que garantizó no solo la impunidad de los ejecutores del plan (al no perseguir penalmente a sus autores y partícipes), sino también su clandestinidad pues el silencio cómplice del Poder Judicial impidió que la población civil tomara conocimiento de los secuestros, las torturas y las desapariciones que ocurrían en el país".
De los tres camaristas, Ledesma votó en disidencia pero no por estar en contra de la decisión de sus pares, sino porque estimó que en este tipo de causas no debería intervenir esa Cámara.
Fuente: Télam