En un comunicado titulado "Entre dos contrincantes, los extranjeros ponen los muertos", el organismo eclesiástico que preside el obispo Rubén Frassia reclamó a los gobiernos nacional y porteño "tomar decisiones que sean auténticas, verdaderas y concretas" y que se vuelva a "un estado de cordura y respeto".
"Emigrantes y nativos, con la única prerrogativa de no disponer de un techo donde vivir, han sido utilizados como carne de cañón", aseveró.
Tras considerar que la Ley de Migraciones es "buena", estimó que es "urgente tener una política migratoria adecuada a las necesidades y también una implementación equilibrada, que permita una mejor calidad de vida, de trabajo y de desarrollo".
La Iglesia criticó, además, que "atribuirle a los inmigrantes toda la culpa por estos hechos que han sucedido, no es conforme a la verdad. Hay responsabilidades compartidas".
Finalmente, pidió no estigmatizar a nadie y reclamó volver a un estado de cordura y respeto, que "tengan en cuenta las leyes y que se busquen soluciones justas y que se regrese a un clima de orden, de serenidad, de justicia y de paz".