Paro de 72 horas en el transporte de combustibles y amenaza de extener el conflicto a todas las modalidades del transporte y en todo el país. También advertencia de movilizar cien mil camioneros a Plaza de Mayo. Esa fue la respuesta de la flia Moyano a la negativa de los empresarios a otorgarles el 30 por ciento de aumento y del gobierno a eliminar el impuesto a las ganancias.
Después de responderle a través de un dirigente desgastado como el vice Amado Boudou, varios ministros del gobierno hablaron de extorsión, y que el Estado garantizará el abastecimiento. Preparan denuncias penales y una fuerte respuesta política. Lo cierto es que los dos dirigentes políticos más poderosos de la Argentina, y ex aliados estratégicos, se preparan para una batalla final.
Moyano cree que no sólo quieren correrlo de la conducción de la CGT, también “me quieren meter preso”, le dice a sus íntimos. Por eso va por todo, y el va por todo es el gobierno de Cristina Fernández de Kirchner. La pelea es política y con caracteríticas desestabilizadoras. La lógica de “ella o yo”, amenaza con abrir una batalla de imprevisibles consecuencias.
Los métodos de Moyano, hay que decirlo, son los que el gobierno aplaudía hace algunos meses. En medio se desarrolla una feroz interna en el peronismo, basta ver las declaraciones de Mariotto contra Scioli. El peronismo, otra vez, como escenario de una lucha feroz. Aquí mi comentario de esta mañana en Vorterix, 103.1 Esta historia continuará, no sabemos cómo.
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Fuente: Reynaldo Sietecase Blog
Lanús, Argentina, 22 06 12 --
Creo que el Gobierno K se encuentra en un punto histórico político donde se pone a prueba su compromiso real con lo que dijo defender a partir de su proyecto. A pesar de graves pasos en falso como la aprobación de “La Ley Antiterrorista”; los dichos de Cristina desvalorizando el trabajo de los docentes y su equivoca distinción entre un “capitalismo bueno” y un “capitalismo malo”.
Es inevitable destacar la pobreza de los discursos de la burocracia sindical enquistada en la CGT desde la muerte de Evita. Aunque, quienes se oponen a los gremialistas impresentables, y no tienen la inmadurez de considerarse “vanguardias del movimiento obrero”, tienen la herramienta poderosa de recuperar la lucidez de Evita para educarse considerándose una más del pueblo y trabajar a partir de sus necesidades concretas. --
Sumemos el ataque sistemático de los grandes medios de desinformación (ya conocidos) que, ante el fracaso de la anoréxica partidocracia opositora en las elecciones del pasado 23 de octubre, apuntaron sus misiles contra la política del Gobierno K desarrollada por el Banco Central. Buscan aterrorizar a tanto egoísta individualista con terroríficos rumores sobre la “corrida del dólar” y provocar movimientos sísmicos que resquebrajen los planes económicos a futuro. --
La nacionalización de YPF (una sonrisa cómplice de Mosconi) señala el inicio de un camino que merece ser apoyado por la nueva (y masiva) militancia juvenil. En ellos se sustenta el futuro de Argentina; pero, atención, necesitan evitar la experiencia militante de los años 60 y 70, para no caer -como ellos- en la nefasta “interpretación única del quehacer político económico”. --
Por estos antecedentes, espero que no se desvíen del camino; hay que profundizar el proyecto hacia el campo popular. Evita nunca hubiera afirmado que hay volver al "capitalismo en serio". En caso contrario, la soledad del Poder Ejecutivo convertirá al Proyecto K en presa fácil de los grandes intereses corporativos.