Cadó, comentó que el proyecto tuvo su origen en octubre del año pasado al reunirse con un grupo de profesionales psicopedagogas, pertenecientes a la asociación que las nuclea,“quienes me manifestaban su interés en cumplir un viejo anhelo que tenían, que era de dar a los psicopedagogos de Catamarca el marco legal y jurídico a la actividad que representan como profesionales especializados en el proceso de aprendizaje humano y su problemática, favoreciendo el desarrollo cognitivo y socio-afectivo, asistiendo a la construcción de aprendizaje significativo en niños, adolescentes y jóvenes, con o sin patología neurológica, tendiendo a una mejor integración en el ámbito familiar, escolar y laboral para lograr una mejor calidad de vida”
Cabe indicar que el Estado ha delegado en los colegios profesionales el gobierno de la matrícula de dichos profesionales, pero su reconocimiento queda librado a la iniciativa de quienes van a constituir el colegio. La legisladora explicó que en este caso el Estado“no puede negarlo arbitrariamente, como tampoco constituirlo coactivamente si la asociación no lo gestiona” En ese sentido la norma del artículo 58º de la Constitución Provincial, establece que la provincia garantiza la constitución y funcionamiento de los colegios profesionales a los que el Estado puede conferir el gobierno de la matrícula, bajo condiciones que garanticen los derechos de sus miembros y el bien común. Tanto la constitución como el funcionamiento de la asociación como colegio profesional debe ser necesariamente creado por ley, y así lo han manifestado en su petición los licenciados en psicopedagogía, profesores en psicopedagogía y psicopedagogos, en su carácter de socios de la asociación que funciona en la provincia de Catamarca con personería jurídica otorgada mediante decreto 128 del 19 de febrero de 1996.
Comentó que en ocasión que este grupo de profesionales la visitara“pude captar el amor y la vocación por una profesión”, y citando a Carlos Pajuelo,“un psicopedagogo que abrazó esta profesión con amor y vocación”, manifestó que la psicopedagogía“te hace más inteligente, porque te enseña lo poco que sabes, te enseña a saborear cada una de las cosas que vas aprendiendo y al aprender disfrutas con lo nuevamente adquirido y te sorprendes de todo lo que aún te falta por aprender” Agregó que el trabajo de psicipedagogo“discurre por un camino en el que la búsqueda de respuestas, la formulación de hipótesis, el descubrimiento de nuevas vías, se constituyen en las herramientas más adecuadas para recorrer ese apasionante camino que nunca tiene fin. Si disfrutamos de lo que aprendemos podremos contagiar ese entusiasmo a los demás, tanto a los que enseñan como a los que aprenden”
Sostuvo que la psicopedagogía“te hace más alto, porque te ayuda a crecer personalmente”, indicando que el trabajo de psicopedagogo“te enseña a responsabilizarte de tu propia vida, la personal y la profesional, porque el trabajo en la escuela, nuestra oficina de trabajo, que es un espacio en el que podemos comprobar como mucho de las tensiones que se traducen en ella, no son más que el reflejo de la incapacidad del miedo a responsabilizarnos que presentamos los seres humanos, y cuando asumimos nuestra responsabilidad laboral y personal mostramos a los demás que el error es solo una faceta más de nuestra vida”
Siempre adoptando los conceptos de Pajuelo, la diputada frentista consignó que la psicopedagogía“mejora nuestra capacidad para comunicarnos, nos da la posibilidad de poder entender a los demás, de entender a los alumnos que sufren por el fracaso académico y personal, de entender a los padres que sufren por el fracaso propio o el ajeno, de entender a los maestros y maestras que sufren por el fracaso propio y ajeno, y cuando uno es capaz de percibir en sí mismo el sentimiento ajeno ese día se aprende que para comunicarse no son necesarias todas las palabras”
“La psicopedagogía te dota del sentido del humor, sentido del humor necesario para poder desmitificar la cantidad de teorías, ideas, filosofía que a menudo nos hace comportarnos profesional y personalmente en forma estrecha. Sentido del humor para poder reírnos de nosotros mismos, para poner en duda no solo las creencias de los demás sino también nuestras propias creencias. La psicopedagogía nos enseña a reír, y saber reír es una buena ayuda par vivir”, amplió.
