"El kirchnerismo no ve mal la conflictividad gremial y entiende que es parte de las intenciones normales de una sociedad viva para poder distribuir la riqueza. Si no hay tensión no hay posibilidad", agregó.
En tanto, el secretario adjunto del gremio, Néstor Segovia, resaltó que "el gobierno kirchnerista avanzó contra la burocracia sindical" y subrayó que "fue el primero en recibirnos".
Para entender este cambio de época hay que remontarse a mediados de los 90, cuando comienza a tomar forma el gremio de los ´metrodelagados´.
Eran tiempos en los que el menemismo se encontraba en pleno esplendor y el subte, al igual que otros servicios públicos, no se había salvado de la ola privatista (el 1º de enero de 1994 Metrovías, del Grupo Roggio, empezó a operar toda la red del servicio).
Pianelli y Segovia recordaron en una entrevista con Télam que en aquellos años "nadie se quejaba porque si no lo echaban" y que "no había quien quisiera postularse para delegado".
"Había una militancia muy escondida de izquierda. Estaba el Polo Obrero y una izquierda independiente que no respondía a ningún partido", contó Segovia, mientras que Pianelli definió a esa etapa con una frase cruel pero esclarecedora: "Había que organizar el silencio".
En ese entonces el único gremio que representaba a los trabajadores del subte era la Unión Tranviarios Automotor, que tenía poco peso ya que el menemismo había eliminado los convenios colectivos de trabajo.
Sin embargo, lentamente y con el paso de los años el escenario de falta de organización empezaría a revertirse con el rechazo a las directivas de la empresa.
Pianelli sostuvo que "hay un antes y un después" de cuando a fines de los 90 lograron que la empresa retrocediera con los despidos de dos trabajadores que "habían chocado porque vivían haciendo horas extra".
"Se aprendió la fórmula. Pasamos de defensiva a la ofensiva. Desde ahí no hubo nunca más un despido", rememora.
La resistencia se incrementaría con el avance de la empresa en la flexibilización laboral de los boleteros, que además de pasajes tenían que vender productos ajenos al servicio como sobres para sorteos del programa de Susana Giménez y tarjetas de teléfono.
En el 2000 los cuerpos de los delegados que no respondían a la burocracia sindical ganan las elecciones en todas las líneas, pero todavía faltarían muchos años para que ese crecimiento sea plasmado en un nuevo sindicato.
En ese entonces los ´metrodelegados´ participaban en las votaciones como afiliados a la UTA.
"Nos animamos a romper el miedo que había, empezaron a tenernos confianza y fuimos ganando líneas. El cuerpo de delegados había tomado tanta fuerza que la UTA ya no podía contenernos", repasa Segovia sobre esa época.
Una batalla que debieron dar en ese entonces fue evitar que la empresa sacara los guardas y que los conductores, además de manejar, tuvieran que abrir y cerrar las puertas.
Los espejos que se observan en algunas estaciones son un vestigio de la intención de Metrovías de avanzar con esa decisión.
Segovia aseguró además que también "nos fortalecimos en los talleres evitando la tercerización de tareas".
El secretario adjunto de la AGTSyP remarcó además que todas las medidas neoliberales "son las mismas que el jefe de gobierno porteño Mauricio Macri quiere poner en marcha ahora".
Con la llegada del kirchnerismo empiezan a convertirse en realidad los reclamos de los trabajadores del subte, como la reducción de la jornada laboral a seis horas y la mayor recomposición salarial de la historia en torno a un aumento del 50 por ciento en 2004.
Segovia y Pianelli coinciden como un momento bisagra en esta historia al conflicto por las resolución 125 sobre retenciones móviles en 2008.
"Fuimos la primera organización sindical que sacó una declaración a favor de la 125. Llenamos el subte con stickers que decían ´si a las retenciones móviles y más retenciones para educación", subrayó Pianelli.
Durante esta década los metrodelegados además obtuvieron la inscripción jurídica que les permite participar de las negociaciones salariales y otros derechos con la empresa en el ámbito del ministerio de trabajo, aunque la firma de los convenios la sigue teniendo exclusivamente la UTA.
Segovia aseguró que, "con el kirchnerismo, por primera vez un gobierno nos recibe, como también lo hizo con los trabajadores de Kraft, Jabón Federal, el hospital Garrahan y muchos más. Costaba porque habíamos heredado una burocracia sindical muy fuerte, pero ninguna de esa comisiones internas puede decir que este gobierno no las recibió".
Pianelli, en tanto, aseguró que "somos uno de los tres fenómenos de nuevas conducciones gremiales de la década junto con Foetra -donde se produce una renovación de la dirigencia con la expulsión del guillenismo (por el ex secretario general Guillén, quien apoyó la privatización de las telefónicas) y el surgimiento del cuerpo de delegados del ´pollo´ Sobrero en el Sarmiento (Ferrocarril)".
El próximo objetivo de los metrodelegados será obtener la inscripción gremial, que les permitirá no depender de la UTA para negociar con Metrovías gracias al poder de firma.
Para ello, el ministerio de Trabajo deberá convocar a una compulsa. En la AGTSyP aseguran que ya tienen la hegemonía suficiente para vencer a la UTA.
Fuente: Télam
