La política del nuevo milenio en Argentina parece querer tener un nuevo rumbo, ya sin temor a avasallamientos militares los gobiernos de los Kirchner emprendieron una persecución contra quienes ya habían sido condenados, esta vez por “delitos de lesa humanidad”. Bajo esta nueva figura los Tribunales Federales de todo el país con las manos libres reiniciaron las causas nuevamente por las muertes de la historia negra y en su mayoría ya realizaron los juicios que llegaron a efectivas condenas. En Córdoba, Tucumán, Santiago, Santa Fe, Buenos Aires y otras tantas ya los responsables tuvieron que pagar. El debate maduró en esos lugares y sólo discutían si les correspondía cárcel común o prisiones domiciliarias o en los viejos cuarteles del Ejército.
¿Pero qué pasa en Catamarca? Pareciera ser que nunca hubo desaparecidos. O si los hubo la justicia nunca se dio por enterada. Las únicas causas que fueron abiertas son las de la desaparición de Yolanda Borda en Belén y Griselda y Francisco Ponce y Julio Genaro Burgos en esta Capital. Ambos expedientes llevan varios años en el Juzgado Federal pero sin tener mayores avances. Es cierto que hay que reconstruir 33 años de historia, pero también lo es que las otras provincias tuvieron que pasar por la misma reconstrucción y ya hasta emitieron sus condenas. Por el caso Borda únicamente fue imputado el Capitán Henry Basso y aún el juez no decide qué hacer con los pedidos de procesamiento de toda la cúpula militar de aquel entonces en Catamarca. Carlos Lucena, Mussa Azar y Raúl Gallardo están acusados del segundo caso, pero al general Otero Arán habrá que indagarlo nuevamente ante un pedido realizado hace más de un año por las partes.
La Nación reasignará ahora nuevas partidas presupuestarias a los juzgados para que se agilicen las causas. Serán 36 millones de pesos para cubrir 350 nuevos cargos. ¿En Catamarca seguirá todo igual? ¿Acaso no hay heridas para cerrar? La lentitud de la Justicia Federal exaspera porque cada presentación de algún abogado duerme durante meses en los escritorios. Al parecer tampoco la política del nuevo milenio llegó a este lado del país. Que este 24 de marzo no solamente sea para cumplir en los actos de recordación, sino también para ocuparnos desde cada lugar de trabajo de apuntalar de una vez por todas el futuro que necesitamos.