El presidente lloró al recordar que fue él, un ex obrero y ex sindicalista, quien entregó créditos del banco de fomento BNDES a los "cartoneros" o recolectores informales de papel en las ciudades, a los que agrupó en cooperativas.
También cuando rememoró que el movimiento de los Sin Techo ingresó por primera vez al Palacio del Planalto y se olvidaron de sus reivindicaciones porque estaban agradecidos de haber estado en la sede presidencial.
"Creo que estoy volviéndome viejo...", explicó sobre su llanto ante el segundo canal en rating de Brasil, según las crónicas del diario Folha y la agencia Ansa.
Lula Da Silva prefirió no dar una nota a su segundo gobierno, pero aseguró que va a entregar otro país a quien lo suceda: "Sólo voy a hacer una evaluación de gobierno después de cierto tiempo" A tono con las limitaciones de la campaña electoral, Lula afirmó que no lanzará nuevos proyectos hasta fin de de su mandato, el 31 de diciembre, al entender que quien venga después de él "desde el primero de enero tiene que comenzar a gobernar haciendo obras".