El hasta hoy procurador de la Nación, Esteban Righi, formalizó esta tarde su renuncia a través de una carta que ingresó a la Casa Rosada a las 17:15. Había sido designado por Néstor Kirchner el 23 de junio de 2004.
El escrito de tres hojas, fechado hoy en Buenos Aires, marca el punto final a una ola de rumores que se iniciaron el pasado jueves, luego que el vicepresidente de la Nación, Amado Boudou, denunciara a su ex estudio jurídico -actualmente encabezado por esposa-.
"Mi decisión no es ajena al concepto de responsabilidad institucional con que yo ejerzo las funciones que se me encomiendan", comienza la carta de renuncia (ver documentos adjuntos).
En su carta de renuncia, Righi aseguró que deja el cargo porque ya no tendrá "la serenidad espiritual apropiada para servir cabalmente al interés público".
Y continúa: "También es verdad que no creo posible desempeñar honrosamente una alta función pública si al hacerlo se compromete el propio honor o la honra familiar".
La semana pasada, un día después de que la Justicia allanara una de las propiedades de Boudou, el Vicepresidente había acusado a abogados del estudio jurídico de Righi de tráfico de influencias en el fuero federal, aquel que por ley tiene la misión de investigar los casos en donde los funcionarios están imputados.
Si bien admite que el cargo de Procurador General de la Nación "no es compatible con manifestaciones propias de la militancia partidaria", Righi aseguró que desde su lugar sintió que "estaba colaborando con un proceso singular, característico de una etapa histórica plena de posibilidades de cambio y enderezada hacia la consolidación de un proyecto profundamente nacional, popular, democrático y progresista".
"Formé parte de este proceso con la certidumbre de estar contribuyendo a convertir en realidad los sueños de liberación de varias generaciones; los mismos sueños que a veces fueron ahogados en sangre y otras traicionados", continuó.
Righi, ex ministro del Interior del gobierno de Héctor José Cámpora en 1.973, era el encargado de analizar y dar una opinión previa en los casos que llegan a la órbita de la Corte Suprema, entre otras de sus funciones. Si bien el voto del Procurador General no se cuenta a la hora de la resolución de un caso, su voz es muy importante como representante del Ministerio Público.
Antes de saludar con "distinguida consideración" a la Presidente, Righi aclaró en su carta que es su deber "no polemizar con relación a los hechos que son del dominio público, toda vez que su única consecuencia sería afectar las instituciones republicanas y causar daño a las políticas públicas desarrolladas desde el año 2003 en adelante".
"Lo que corresponde es que cada protagonista explique su comportamiento en el ámbito previsto en el derecho vigente, donde inexorablemente se demostrará la falsedad de las afirmaciones e imputaciones con las que se me ha agraviado. En este sentido, y aunque la posición que ostento me confiere estabilidad y fueros sólo removibles por juicio político, no dudo en renunciar a ambos pues nada tengo que ocultar", sentenció.
La decisión
De acuerdo a versiones periodísticas publicadas en diversos matutinos, Righi había tomado la decisión de dejar la Procuración General durante el fin de semana. Es más, la renuncia habría sido adelantada anoche al secretario de Legal y Técnica de la Presidencia, Carlos Zannini, con quien habría mantenido una conversación telefónica.
El jueves, en el momento que el Vicepresidente realizó las acusaciones, el letrado se encontraba de viaje en Nueva York, desde donde regresó para reunirse con sus colaboradores y adoptar una definición.
Righi llegó hoy a las 10:30 al despacho desde el que escribió su carta de renuncia y al que probablemente no regresará jamás. A las 18:00, media hora más tarde de formalizar su salida de la Procuración, se lo vio salir en un vehículo sin realizar declaraciones.
Ahora la presidente Cristina Kirchner deberá aceptar la renuncia y elegir a un reemplazante, cuyo nombre por ahora es una incógnita pese a la danza de rumores que comenzó a circular.
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