Pero, según el presidente, "ellos (los estadounidenses) tendrán poca paciencia si permitimos que la política partidaria se meta en el medio de la acción contra la crisis, mientras nuestra economía sigue cayendo".
Obama está impulsando un paquete de reactivación que insumirá más de 800.000 millones de dólares.
La ley para financiar ese plan ya recibió la primera luz verde de la Cámara de Diputados y ahora pasó al Senado.
"Estoy llamando al Senado a que apruebe este plan, así podemos poner gente a trabajar y empezar el largo, duro trabajo de levantar nuestra economía", dijo el mandatario.
La intención, según sus propias palabras, es lanzar un masivo programa de obras públicas para combatir el desempleo y recortes impositivos para el 95 por ciento de los estadounidenses.
"Ninguna ley, por más integral que sea, puede curar las enfermedades que afectan a nuestra economía", estimó Obama.
"Por eso -añadió-, al tiempo que reencendemos la creación de empleos también debemos asegurar que los mercados son estables, el crédito fluye y las familias pueden permanecer en sus viviendas".
Después de recordar que el año pasado se debió poner en marcha un paquete de 700.000 millones de dólares para salvar a los grandes bancos y financieras, Obama volvió a apuntar contra el "vergonzoso pago" de cerca de 20.000 millones de dólares en bonificaciones para ejecutivos de Wall Street en el 2008.
"Si bien estoy comprometido con hacer todo lo necesario para mantener el flujo de crédito, el pueblo estadounidense no perdonará ni tolerará semejante arrogancia y avaricia", advirtió Obama a los gerentes que se siguen enriqueciendo en medio de la crisis económica
Volver a Portada