Acosta, en tanto, al referirse puntualmente a lo sucedido con la funcionaria nacional, dijo "compartir el criterio presidencial que las muestras de intolerancia política exhibidas por un grupo minoritario fue producto de una campaña orquestada y muy lejos de significar una protesta espontánea", y subrayó que "la democracia es, sin duda, el sistema que permite que todas las vertientes del pensamiento político puedan ser expresadas con total libertad y sin coacción, pero de ninguna manera podemos aceptar que, en su nombre, se escondan las más irracionales actitudes de agravio personal".
Adujo que un "reducido sector" de la docencia no puede ser representativo de la docencia argentina "sector que sabemos ha tenido y tiene una responsabilidad social histórica, un compromiso asumido para la construcción de una sociedad más humana, que ha internalizado lo esencial de su misión en cuanto al desarrollo de capacidades y discernimiento sobre la base de presupuestos y en orden a ostentaciones de carácter ético, y que cada encuentro pedagógico es una búsqueda inclaudicable para ampliar los espacios de libertad y desarrollar el pensamiento critico desde la lógica política en el sentido de construir una comunidad más justa y fraterna".
"No queremos una Argentina sin memoria; el terrorismo de Estado generó un proceso de aniquilamiento cultural y de muertes silenciosas. No permitamos que reservorios reaccionarios agrieten los cimientos de nuestras instituciones republicanas que tanto nos costó conseguir", alertó.
La diputada Verónica Mercado(FPV), por su parte, convocó al conjunto de las fuerzas democráticas a "repudiar estos actos de intolerancia que no hacen más que dejar en claro que sólo los cobardes actúan de esta forma, los que viven en la violencia por la violencia misma y los que a falta de razón actúan por la fuerza".
"Esta gente, aún no se ha dado cuenta de que terminó el tiempo de la violencia; hoy tenemos un país que ya no tolera este tipo de ataques contra la dignidad y la integridad de las personas, cualquiera sea su pensamiento", añadió.
Indicó que en las sociedades en democracia "la capacidad de diálogo y búsqueda de consensos no es un factor accesorio sino un componente indispensable para la estabilidad, previsibilidad y el fortalecimiento institucional". En esa línea, sostuvo que "cuando esa sociedad funciona en un sistema democrático, la administración de las diferencias plantea un requisito básico: la necesidad de que los actores políticos, económicos y sociales relevantes reconozcan y respeten la existencia de otros con intereses, aspiraciones y concepciones diferentes. Y, como consecuencia, que esos actores tengan capacidad para lograr acuerdos y consensos entre posiciones divergentes o incluso enfrentadas".
"La disposición a la trabajosa negociación y a ceder posiciones en función del bien común es, por lo tanto, un requisito indispensable de la convivencia y la construcción de un sistema institucional más productivo y previsible", remató.