La cumbre de gobernadores del Nuevo Cuyo que -a pedido de la Casa Rosada- tejen Jaque, Gioja y Beder Herrera con exclusión para Alberto Rodríguez Saá de San Luis y participación limitada para Brizuela del Moral de Catamarca encontrará una dificultad adicional a la de la histórica puja regional por la promoción industrial que desde hace 30 años enfrenta a Mendoza con cuatro de las provincias con las que comparte cercanía en el mapa.
Es que a la hora de establecer diagnósticos de situación que justifiquen diferenciales de promoción, deberán acudir a datos estadísticos aceptados por todos y con un origen común que permita comparaciones entre las provincias. Y sucede que en materia de Necesidades Básicas Insatisfechas, Vivienda, Desarrollo industrial, Nivel educativo o Infraestructura sólo existen los datos discutidos del Indec y los desactualizados del Censo 2001.
Hay que recordar que recién a fines de este año se llevará a cabo el nuevo Censo 2010 que permitirá ajustar cifras que ya tienen una década y que es de esperar que registren fuertes cambios.
De todas maneras -aún manejándose con las últimas cifras oficiales- es evidente que la negociación entre los tres gobernadores que acompañan al gobierno nacional, apuntará al equilibrio regional en una zona del país que no muestra los indicadores económicosociales más desfavorables, ya que éstos -sin duda- están en las necesitadas regiones del Noreste y Noroeste de la Argentina (ver mapa).
La discusión directa de Mendoza con San Juan y con La Rioja (e indirecta con Catamarca y San Luis) se dará en una región en las que las cifras de hace una década ya muestran una proximidad muy cercana al equilibrio entre Mendoza, San Juan y San Luis, y un desequilibrio -más o menos pronunciado- de estas tres provincias con La Rioja y Catamarca.
Basta ver los últimos indicadores vigentes para descubrir que ya hace diez años las tres provincias de Cuyo alcanzaron indicadores socioeconómicos similares en materia de Necesidades Básicas Insatisfechas (entre 13 y 14%). Mientras La Rioja y Catamarca -permanecían entre cuatro y cinco puntos por encima (17 y 18%) aunque muy lejos de las alarmantes cifras del Noroeste y el Noreste argentino (28%).
En materia de analfabetismo las cinco provincias muestran un equilibrio casi absoluto en torno a la media del país (1,2% ), tanto en la tierra del "bárbaro" riojano Facundo Quiroga como en la del "civilizado" sanjuanino, Domingo Faustino Sarmiento.
Sí se observa un desequilibrio a favor de Mendoza (12,1 por mil) en materia de mortalidad infantil sobre el resto de las provincias de la región: en La Rioja (23,5 por mil) la muerte de niños casi duplica a la de Mendoza y en las otras provincias de la región se mantiene alta (entre el 15 y el 18 por mil).
Los añejos indicadores del censo industrial de la página web del Indec favorecen a Mendoza en materia de actividad fabril. Muestran que, tomando la facturación de las principales 50 actividades industriales, nuestra provincia se lleva el 5% y San Luis -ya hace 13 años- el 3,7% de esa facturación.
Más atrás aparecen San Juan (1,4%); La Rioja (1,2%) y Catamarca (0,6%), aunque estos números -¡de 1997!- no registran los despegues de la actividad minera en San Juan ni en Catamarca, por lo que se descuenta que la actualización de datos terminará mostrando un mayor equilibrio regional.
Los datos sobre crecimiento poblacional desfavorecen netamente a Mendoza (10,7%) y la colocan muy por debajo del resto de las provincias de la región que se ubican entre el 15% de San Juan y el 26% de La Rioja.
Estos porcentajes ubican a la tierra riojana como la segunda en tasa de aumento de población del país. En materia de infraestructura La Rioja muestra la mayor cantidad de kilómetros de rutas pavimentadas (aún sobre Mendoza) mientras que San Juan exhibe una situación de mayor necesidad en viviendas.
Acostumbrados a "abultar" las necesidades a la hora del reclamo y a "inflar" los logros al momento de la presentación de sus estados, los gobernadores de las tres principales provincias vitivinícolas del país no encontrarán pocas dificultades cuando intenten medir las asimetrías de la región.
Y ni qué hablar, las que deberán enfrentar cuando llegue el momento de acordar las magnitudes que tendrán los beneficios que compensen esas asimetrías, tanto para unos como para otros.
Fuente: Los Andes
