“Las pruebas disponibles no apoyan la asociación causal entre el uso de los móviles y los tumores cerebrales”, señalaron los autores, al tiempo que relacionaron estas conclusiones con las de otros trabajos que también negaron vínculos entre los tumores en adultos y animales y la utilización de estos dispositivos electrónicos.
El trabajo se centró esta vez en los menores debido a que, en los primeros años de vida, el sistema nervioso podría ser más vulnerable porque aún se está desarrollando, tiene más conductividad y las ondas penetran con mayor profundidad.
La investigación de realizó entre 2004 y 2008. En ese lapso, reclutaron a 352 pacientes de 7 a 19 años con algún tipo de tumor cerebral, y a 466 menores sanos para utilizar como grupo de control. Todos los estudiados provinieron de Suecia, Noruega, Dinamarca y Suiza. Se les preguntó acerca del uso que hacían de los teléfonos móviles y, en los casos en los que fue posible, se consultó la información de las compañías telefónicas.
Finalmente, y tras analizar la duración y el número de las llamadas y la relación con el oído utilizado habitualmente –entre otras variables-, los autores del estudio concluyeron que “los pacientes con tumores cerebrales no utilizaban los móviles con más frecuencia que los sujetos control“, por lo que no había una relación de causalidad entre el uso de este dispositivo y la aparición de la enfermedad cerebral.
John Boice y Robert Tarone, del Instituto Internacional de Epidemiología y autores de una editorial que acompañó el trabajo en la revista Journal of The National Cancer Institute, señalaron que la investigación “cierra una importante brecha en el conocimiento al demostrar que el riesgo de tumores cerebrales no aumenta entre los niños y adolescentes que utilizan los móviles de forma habitual“.
No obstante, aseguraron que “es imposible probar su falta de efecto [sobre esta enfermedad] y habrá que discutir el dinero que se debe invertir y a qué nivel para determinar los efectos sobre la salud de las radiaciones no ionizantes”.
A pesar de que Boice y Tarone remarcaron que “hay muy pocas pruebas científicas” al respecto, recientemente la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer (IARC), organismo dependiente de la Organización Mundial de la Salud (OMS), incluyó estos aparatos en la lista de compuestos “posiblemente carcinógenos”.
Frente a los estudios realizados en los últimos tiempos, los expertos llamaron a la calma y destacaron que aún no hay pruebas que demuestren que los teléfonos celulares colaboran en la aparición del cáncer cerebral.
Fuente: saludable.infobae.com
