El cáncer cérvico-uterino es causado principalmente por algunos tipos de virus del papiloma humano (HPV). Transmitido a través de las relaciones sexuales, en la mayoría de los casos el virus se cura de manera espontánea. Pero si la infección persiste, puede producir lesiones que con los años pueden transformarse en un cáncer.
Del centenar de tipos del virus papiloma que existen, unos 15 son cancerígenos. La vacuna contra el HPV previene la infección por los virus 16 y 18, que son responsables del 60 al 70% de los tumores de cuello de útero. La vacuna alcanza máxima protección cuando es aplicada a las mujeres antes del primer contacto sexual, idealmente entre los 9 y los 13 años.
Por lo tanto, la vacuna contra el HPV no significa que las mujeres no deban continuar con la prevención mediante el test de Papanicolau (conocido como “Pap”). Este test sigue siendo fundamental para prevenir el cáncer de cuello uterino causado por los tipos de HPV que no cubre la vacuna, y para prevenir las lesiones malignas en las mujeres sexualmente activas.
El alto costo actual de la vacuna ha impedido su aplicación masiva en muchos países. Actualmente, nuestro país trabaja conjuntamente con organizaciones internacionales y países de la región para lograr la accesibilidad y la equidad en la utilización masiva de la vacuna contra el HPV.
“Es importante que las mujeres sepan que el Pap continua siendo el principal método de detección y prevención”, enfatiza la doctora Silvina Arrossi, coordinadora del Programa Nacional de Prevención del Cáncer Cérvicouterino del Ministerio de Salud de la Nación.
muy interesante
Por: Maria elena ducca el 27-10-2008 a las 17:43