La investigación es parte de la tesis doctoral de la científica Analía Ricci, en el Laboratorio de Inmunología de la Reproducción, del Instituto de Biología y Medicina Experimental (Ibyme).
Alrededor de 200 millones en el mundo sufren dolores pélvicos agudos y la culpa de ese trastorno, se creía, era la menstruación. Pero en la actualidad, se sabe que una de las causas del dolor es la endometriosis, una enfermedad benigna que en algunos casos puede llegar a causar infertilidad.
El origen de esa patología estaría dado por la "menstruación retrógrada", evento en el cual se produce un pasaje de fluido menstrual a través de las trompas de Falopio y su depósito fuera del útero, con el posterior crecimiento de células en forma de lesiones.
Ese proceso es común a todas las mujeres, sin embargo, sólo un porcentaje de ellas desarrollan la endometriosis.
La investigación difundida por el Conicet, observó que dos compuestos, uno a base de uva (resveratrol) y otro de té verde (galato de epigalocatequina EGCG), inhiben la proliferación celular de las lesiones endometriósicas, que se producen por el depósito y crecimiento celular.
Además, según la investigación, esos compuestos inducen la muerte celular programada y actuarían impidiendo la formación de vasos sanguíneos del tejido endometrial, que causa la enfermedad.
Los resultados en la fase experimental son muy alentadores, ya que los efectos de los componentes naturales fueron probados en células provenientes de mujeres afectadas por endometriosis y en ratones hembra, a los que se les indujo la enfermedad.
El equipo de Inmunología de la Reproducción también estudió nuevas estrategias para el diagnóstico y tratamiento de la enfermedad, así como la caracterización del endometrio y del ambiente peritoneal, que envuelve la mayor parte de los órganos del abdomen, de las mujeres afectadas.
Rosa Inés Barañao, directora de ese equipo, destacó que "la idea es encontrar nuevos tratamientos médicos para la endometriosis y poder evaluar sus efectos sobre la proliferación celular”.
"Esta enfermedad afecta al 10% de las mujeres en edad fértil y entre el 50% y el 80% está asociada a infertilidad", explicó la investigadora.
Actualmente los tratamientos para pacientes con endometriosis son quirúrgicos y hormonales y muchas veces causan efectos no deseados, además de ser costosos y de no evitar la reincidencia de la enfermedad.
Por eso, Gabriela Maresman, coordinadora de la tesis sobre el empleo de uva, frutos rojos y té verde en compuestos médicos, destacó la importancia de "buscar tratamientos inocuos, que puedan ser administrados a las pacientes por períodos prolongados y que no afecten la posibilidad de un embarazo”.
Como resultado de las evaluaciones realizadas en los estudios del grupo del Ibyme, se concluyó que el ambiente peritoneal -o la zona abdominal- de las pacientes con endometriosis se encuentra inmunológicamente alterado.
El grupo de investigación del Conicet comprobó que el
endometrio que se aloja fuera del útero, posee una mayor capacidad para proliferar y mantenerse vivo, lo que podría explicar su susceptibilidad para crecer fuera de la cavidad uterina.
De ese modo, la existencia de un ambiente de la zona abdominal alterado y las características propias del tejido endometrial de estas pacientes favorecerían el establecimiento y desarrollo de focos de tejido endometriósico.
Para que el tejido endometrial se mantenga, es necesario que exista una adecuada irrigación sanguínea.
Por eso, una de las líneas de trabajo del laboratorio fue enfocar su investigación en tratar de hallar tratamientos que impidan la generación de nuevos vasos sanguíneos, y de ese modo evitar la llegada de nutrientes a las células que se alojan fuera del útero.
La búsqueda del grupo de investigación del Conicet pretende encontrar, al mismo tiempo, posibles tratamientos que no produzcan efectos colaterales indeseables y que sean económicamente accesibles. (26 Noticias)