Pero en los últimos días, el silencio se rompió. Por fin salió a la luz esa ligazón con el “afuera” tan añorado. La investigación comenzó en febrero de este año cuando la directora del Diego Alcorta, Inés Contreras de Magno, presentó un pedido de averiguación de identidad a la Justicia Federal. Allí el juez Guillermo Molinari tomó el caso e inmediatamente se pusieron en marcha los mecanismos para dar con la identidad de “Fitipaldi”, que depararía varias sorpresas.
Hoy se sabe que su verdadero nombre es José María Felipe Rodrigues, nacido el 17 de agosto de 1940, que tiene 70 años y que fue anotado en la parroquia del pueblo de Boliqueime, del Consejo de la ciudad de Loulé, de la República de Portugal, hijo de José Rodrigues y de María Felipe.
Por pedido de la Justicia Federal santiagueña, la Policía Federal logró contactarse con un primo de José María, a partir del dato del último domicilio conocido: ruta 2. Km 44.500, localidad de Abasto, en la localidad de La Plata. Aparentemente, ahora estarían detrás de encontrar a un hermano, que por referencias se llegó a saber que lo buscó todos estos años.
Llega “Fitipaldi”
José María, de quien nada se conocía por entonces, llegó al Diego Alcorta en 1978, derivado por orden del gobierno de facto, mediante el entonces director nacional de Salud Mental, Tte. Cnel. Ricardo Achenbach. Previamente había estado en La Rioja y de allí lo enviaron a esta ciudad, condenándolo a un terrible y cruel desarraigo que hizo mella en su salud. Inclusive en un primer momento se sospechó que podría ser un prisionero y desaparecido de la dictadura militar, al parecer hasta ello habrían supuesto sus parientes pero nunca lo denunciaron porque eran más las dudas que las certezas, ya que Rodrigues ya tenía problemas mentales.
Según la Lic. Magno, él mismo se dio a conocer como “Fitipaldi”, nombre que se podría asociar rápidamente con el de Emerson Fittipaldi, el ex piloto de automóviles brasileño, campeón mundial de Fórmula 1, pero en su vida, la lógica no tiene cabida.
De todas maneras, “no es una persona agresiva, ni nada que se asocie con el imaginario popular de la locura”, destacó la profesional, quien explicó que “se comunica poco”, y nunca dio pistas sobre su identidad o sobre la existencia de algún pariente. Tuvo varios diagnósticos a lo largo de estas tres décadas, desde “retraso mental” hasta “psicosis no desencadenada”.
El caso particular de “Fitipaldi” llamó la atención de las autoridades, quienes enviaron sus antecedentes a la Justicia Federal. Así fue como el juez Federal, Guillermo Molinari, libró oficios que incluían las huellas dactilares del interno, a la Policía de la Provincia de Santiago del Estero, de La Rioja (su anterior destino) y a la Policía Federal.
Hace una semana llegó un primer informe de la Policía Federal con la identificación que se logró de José María.
Familia
Ya con los datos filiatorios, y sobre todo con la información sobre su origen, que fue toda una sorpresa saber que ni siquiera era argentino, el Dr. Molinari volvió a librar oficios, esta vez a la Embajada de Portugal y al Ministerio de Relaciones Exteriores, para tratar de localizar a familiares de José María.
Así apareció un primo y ahora saben que tendría un hermano en La Plata, por lo que salieron en su busca, para cerrar este largo y doloroso círculo de abandono iniciado por funcionarios del gobierno militar de 1978.
Fuente: Diario El Liberal.