Lo primero que se debe hacer es conocer como funciona el organismo e identificar las causas puntuales que desencadenan la ausencia de las deposiciones regulares.
Entre las posibles acusas de estreñimiento en verano, mediante el cual el movimiento de los desechos se complica porque el colon absorbe demasiada agua o se ralentizan las contracciones musculares, se encuentran:
El cambio de alimentación: La paya, la piscina, las excursiones y la diversión de la noche entre otras cosas, conllevan a una trasformación importante de los hábitos alimentarios. Los platos calientes habituales de la mesa se convierten en cómodos y transportables bocadillos que protagonizan una de las comidas principales. Esto se traduce en una disminución diaria del consumo de fibras, ya que estos platos normalmente se componen de harinas refinadas y no integrales. Cabe señalar, que la fibra de los vegetales, frutas y legumbres se encargan de prevenir que las heces sean muy duras y secas, manteniendo su fluidez y facilitando se tránsito a través del tubo digestivo.
El agua: Pese a que muchas personas relatan que el consumo de mayor cantidad de agua y zumos mejora su situación fisiológica, numerosas investigaciones muestran que no necesariamente una ingesta superior de líquidos puede ayudar a superar el estreñimiento. En el verano se bebe más, pero no precisamente agua, las bebidas que contienen cafeína en su composición como colas, refrescos, energéticos o café, así como el alcohol contienen un gran poder deshidratante. Además, la cerveza, el vino y las copas afectan a la secreción y a la motilidad intestinal empeorando la situación.
Menos ejercicio: El calor limita enormemente la práctica de ejercicio físico regular y continuado. El tiempo para realizar actividades deportivas al aire fresco está limitado por las altas temperaturas. El cambio de ritmo y las ganas de hacer un descanso total de la vida cotidiana conducen a dejar el ejercicio pendiente. Cabe destacar, que un baño en el mar o en la piscina, excursiones puntuales o bailar en las noches de fiesta no son movimientos que cumplan con los requisitos de tiempo e intensidad adecuados para favorecer el endurecimiento de la pared abdominal y para estimular los movimientos peristálticos.
Fuera de casa: Mucha gente retrasa voluntariamente la necesidad de defecar debido a que no quiere utilizar un lavabo que no sea el de casa. El estrés o estar demasiado ocupado también son causas comunes que varían la dedicación y el tiempo que se necesita para una limpieza diaria del digestivo. Es común en los pequeños retrasar el momento de ir al baño para no interrumpir sus juegos. Pero un hábito como es el intestinal es una práctica que conviene cuidar, ya que causas como esta pueden acabar en la pérdida de una buena costumbre fisiológica.
Abuso de laxantes: El uso y abuso de laxantes se debe principalmente a la errónea creencia popular que postula que si no se pone en marcha la maquina del colon cada día este ya no funciona. Aunque este tipo de medicamentos alivie momentáneamente el malestar, es un error utilizarlos sin prescripción médica, ya que pueden crear adicción y dependencia a los músculos intestinales y provocar que, sin ellos, el aparato digestivo no funcione por sí mismo. Es el médico quien debe valorar cuando se necesita un laxante, cuál es la dosis necesaria y la mejor forma de tomarlo.
Las personas que sufren de una alteración en el ritmo intestinal debido a un cambio puntual de hábitos no necesitan de ayuda farmacológica para regularse.
Tener presente cuáles son las causas que pueden alterar el ritmo intestinal es una herramienta tremendamente útil para solucionar y prevenir problemas de estreñimiento en verano y sus posibles complicaciones.