Los bebés que no recibieron cafeína mostraron un 47 por ciento de riesgo de padecer displasia broncopulmonar —enfermedad crónica caracterizada por la inflamación y daño en los pulmones—, mientras que en los que recibieron la sustancia el riesgo de contraer la enfermedad fue sólo del 36 por ciento.
Los especialistas saben que el estimulante activa el centro de control respiratorio, ubicado en la base del cerebro, que a su vez se comunica con el diafragma. Pero desconocen los efectos negativos que la administración de cafeína puede generar en el desarrollo cerebral de los chicos, de modo que seguirán recolectando información de este grupo de niños durante varios años para averiguarlo.