La publicación de la Editorial Biblos se sostiene que viejas formas de dominación reaparecen en las actuales sociedades “tecnologizadas”. Un nuevo animal “urbano-tecnológico” parece irrumpir en la historia como si de una nueva especie se tratara.
Esta obra busca promover una reflexión que comprenda la singularidad actual –en que cada resquicio de la realidad esta penetrada por la “tecnociencia”– como un producto de un proceso que emerge de una multiplicidad de prácticas políticas. Para embarcarse en ese objetivo, el autor acude al análisis de películas imprescindibles como “Iluminación” de Kzrisztof Zanussi, “Casas de Fuego” de Juan Bautista Stagnaro, “El hombre elefante” de David Lynch, “El enigma de Kaspar Hauser” de Werner Herzog y ”Einstein” y “Eddington” de Philip Martín, entre otras.
Wolovelsky enuncia como principio que aquello que se llama conocimiento público sobre la ciencia, no es la transmisión de un saber desde los expertos a los legos, no es un tipo de espectáculo, no es un entretenimiento ni es un signo de salvación. “Es, fundamentalmente, una forma de acción política. La ciencia con su enorme complejidad teórica, instrumental e institucional no pude ni debe ser entendida como un acto privativo de un particular grupo de ciudadanos altamente cualificados, porque es uno de los más destacados hilos del entretejido de acciones, pensamientos, recuerdos y luchas que forman parte del tiempo y el espacio en el que nos ha tocado vivir, seamos o no científicos profesionales”, asegura.
Fuente: Agencia CyTA-Instituto Leloir
www.agenciacyta.org.ar
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