Especialistas estadounidenses en la NASA sugirieron que las olas sólo tenían unos 30 centímetros de altura después de cruzar 13.000 kilómetros de océano, pero fue suficiente para desprender enormes pedazos de hielo.
El más grande de esos pedazos era un poco mayor que el área que cubre la isla de Manhattan de Nueva York. (El Diario 24.com)