La calidad del grano de maíz está asociada tanto a su composición física, que determina su textura y dureza, como a sus características químicas, que definen su valor nutricional y propiedades tecnológicas. Los principales tipos comerciales de maíz se denominan duro o "flint", semidentado y dentado. Mientras que el maíz flint es especialmente adecuado para la molienda seca, el maíz dentado se utiliza en la industria de la molienda húmeda. Mientras tanto, el maíz semidentado comparte características de ambos tipos y no puede caracterizarse con precisión con las metodologías de análisis existentes, como la prueba de flotación.
El nuevo clasificador, aún en fase experimental, "distingue el tipo comercial de maíz en cuestión de segundos, lo que permite determinar con rapidez y precisión la proporción de los componentes del grano", explica el Doctor Christian Weber, investigador de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP. El dispositivo funciona tomando imágenes de las semillas de maíz que son iluminadas con luz láser y luego procesadas por sistemas informáticos diseñados en colaboración con el Grupo de Inteligencia Artificial aplicada a la Ingeniería y el Laboratorio de Bioingeniería de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata.
La correcta tipificación de los distintos lotes de granos permitiría establecer diferentes destinos en la industrialización, según explica el Doctor Weber. Mientras que el maíz flint es especialmente adecuado para la molienda seca, el maíz dentado se utiliza en la industria de la molienda húmeda. Con el nuevo dispositivo, se podría determinar con mayor precisión la proporción de los componentes del grano, lo que permitiría orientar eficientemente los destinos de industrialización.
El equipo de trabajo que también participa de este proyecto con los doctores Marcelo Trivi, Héctor Rabal, Ana Dai Para, Lucía Passoni y el ingeniero Eduardo Grumel. "Creemos que una vez que el proceso esté totalmente automatizado, el desarrollo podría transferirse para ser comercializado a bajo costo", destacó Weber. La investigación demuestra una vez más cómo la tecnología y la ciencia pueden combinarse para mejorar los procesos y hacerlos más eficientes.