Jujuy está sorprendiendo a los turistas en esta atípica temporada de invierno con un menú paisajes mucho más variado que la clásica postal de la Puna y con una larga lista de coloridas festividades, todo a precios muy accesibles y con nuevas opciones hoteleras que en las últimas semanas han convocado ya a un buen número de visitantes y que genera nuevas expectativas en el sector turístico local.
Esta variedad y un gasto medio por turista por día en torno de los 150 pesos, hotel incluido, permitieron a la provincia recibir ya en 2008 unos 425.000 turistas, un 31 por ciento más que cinco años atrás, y en estas vacaciones en la que las familias están privilegiando destinos menos fríos ya logró en la semana del 9 de julio alcanzar el 55 por ciento de ocupación asegurada, según la Sectretaría de Turismo provincial.
Este Jujuy menos conocido de aguas termales, pesca de trucha o arte rupestre, de fiestas taurinas, de trueques masivos de miniaturas y de cultos a la Pachamama, ha merecido en los últimos tiempos un renovado esfuerzo del gobierno provincial por promover el turismo en destinos poco conocidos, aunque preservando siempre al máximo la idiosincracia de cada lugar.
"El 90 por ciento de los nuevos hoteles que se hicieron en los últimos años han sido construidos con capitales jujeños. La mentalidad del empresario ha cambiado y las acciones conjuntas con la Provincia se conjugan cada vez mejor", resumió el director de Turismo jujeño, Juan José Martiarena, consultado por Télam.
Ese Jujuy menos conocido hace su primer regalo a 19 kilómetros de San Salvador. Allí, oculto en entre una exhuberante vegetación y a los pies de un cerro se emplaza el Hotel Termas de Reyes, cuyo máximo tesoro son las aguas termales, en las que se decía relajaba sus tensiones el "Curaca", jefe de las comunidades indígenas, luego de recorrer el Camino del Inca.
A sólo ocho kilómetros de allí y camino a Humahuaca, con un marco de ciruelos, membrillos y cayotes coronado por las aguas de deshielo, están las lagunas de Yala, que parecen un espejo flanqueado por los inmensos cerros y que ofrecen la inigualable oportunidad de pescar truchas en pleno Norte argentino.
La ruta nacional 40 pone también en evidencia que "Jujuy no se termina sólo en la Quebrada" y el tramo que desanda por esta provincia dejan al descubierto asombrosos paisajes aún desconocidos por la mayoría, como el Valle de la Luna, cuyo pariente famoso es el de San Juan.
También llamada Valle de Marte por sus impetuosos colores rojos y naranjas, tan vívidos como mismo el fuego, el área está definida por 12 volcanes cuyas cimas parecen acariciar al cielo a más de 5.000 metros de altura, vigilados por el Vicuña Huasi, de 5.600 metros.
Sobre el mismo camino, el de los "lugares imperdibles y rincones escondidos Jujuy" a gusto de Martearena, se llega al caserío de Cusi-Cusi, último enclave de la Puna. Sus dos únicas calles, la diminuta plaza y su pequeña iglesia sumergen al viajero en un túnel del tiempo y en el más profundo de los silencios.
Ese entorno y las imponentes cumbres justifican el esfuerzo para llegar a este punto asentado en el filo de la frontera de Argentina, Bolivia y Chile, y a 3.800 metros sobre el nivel del mar.
La diversidad jujeña pemite cambios radicales de paisaje, como el de Laguna de Puezuelos, un verdadero oasis en el norte de la Puna, a 4.300 metros de altura, en medio de 15.000 hectáreas declaradas reserva dela biosfera por Unesco.
Sus bosquecillos de quinua, las aromáticas plantas de tola y los suris y ágiles vicuñas contrastan con la deslumbrante belleza de los 25 mil flamencos rosados que pueblan estas singulares aguas de la Puna.
Otra opción de Jujuy es Salinas Grandes, inmensos salares de 12 mil hectáreas y de un blanco que quema la vista y cuyo paisaje es digno de un escenario polar, a sólo 190 kilómetros de San Salvador.
Y por la ruta 75, a 25 kilómetros de allí, se levantan las parades rojizas de Barrancas, que preservan una maravilla de la Historia: grabados prehistóricos sobre la roca, los petroglifos, de más de 10 mil años de antigüedad, y pinturas rupestres hechas por el hombre hace 2.500 otros.
Esta otra reserva está habitualmente fuera de los circuitos turísticos, para su protección, aunque la Secretaría de Turismo de Jujuy está trabajando para incluirla.
"Estamos trabajando y decidiendo cuáles van a ser las pinturas rupestres que vamos a mostrar porque no queremos repetir una mala experiencia como fue la de (Yavi), donde saquearon y arrunaron todo el patrimonio", aclaró el director de Turismo.
En ese sentido, Martearena admitió que Jujuy tiene muchos lugares que no son explotados por el turismo o conocidos y que hay que preparar infraestructura, aunque justificó que muchas veces ello obedece a que la provincia "quiere tomar determinados centros de distribución para proteger las idiosincracia de los lugareños".
"Buscamos que el turismo mejore la calidad de los habitantes pero que no la perjudique ni la cambie", remarcó el funcionario.
Jujuy fue una de las provincias que más creció en los últimos años y para citar un sólo algunos números como ejemplo desde 2003 a principios de este año se levantaron 72 nuevos hoteles, nacieron 20 agencias de viaje y la ocupación hotelera promedio se incrementó 51 por ciento.
De hecho, a la gran cantidad de hospedajes u hoteles medios y accesibles se les suman los de primer nivel y los "boutique", cuya tarifas promedio arrancan en los 240 pesos hasta los 260 en San Salvador, como el , o de entre 250 y 320 en la quebrada de Humahuaca.
El Parque Nacional Calilegua, en las Yungas, las más conocidas Purmamarca, Tilcara, Humahuaca, junto con Susques, Ocloyas, Tiraxi, Abra Pampa, Lagunillas de Farallón, se suman a los destinos que hacen de esta provincia un lugar difícil de resistir a la hora de hacer cuentas y emprender el viaje. (Telam)
