Para esta nueva presentación en el Festival del Poncho, Garnica dijo que traerá al cuarteto de cuerdas con el que estuvo tocando en el verano en lo que, anticipó, “será una propuesta folklórica diferente a las veces anteriores que estuve en el Poncho”.
Conocedor de los escenarios y de la música que hace encender al público festivalero se mostró expectante por reencontrarse con el público catamarqueño: “Por ahora tenemos esa llama que enciende al público, esperemos que no se apague”, dijo.
Garnica recordó con cierta añoranza sus primeras presentaciones en la Fiesta del Poncho, a la que dijo conocer “desde abajo, desde la antesala, porque comencé como solista en los ranchos”.
“Hicimos tres años ranchos, 2001, 2002 y 2003. En 2004 me llega la consagración en Cosquín y ya ese año actúo en el escenario mayor del Poncho. Salvo en 2005 que no pude ir, desde entonces todos los años estuve en el Poncho”, rememora el violinista santiagueño.
“A mí me parece que con el Poncho hay que sacarse el sombrero, no lo digo con fines de adular al festival porque el Poncho se hace esté o no esté yo. Me parece que la parte organizativa está muy bien y tienen un hermoso predio”, dijo Garnica sobre el posicionamiento de la Fiesta del Poncho en el mapa de festivales del país.
Sobre el artista
Garnica es un músico bandeño de gran trayectoria, que ejecuta el violín con una habilidad enorme y que le pone el alma a cada una de sus interpretaciones. Esa destreza le permitió por 1992 ser becado para estudiar música en Alemania y a partir de allí integró varias formaciones musicales en Europa durante la década del 90.
Ya de regreso en Argentina y tras algunos años de recorrer escenarios, fue logrando la consagración en los principales escenarios del folklore nacional: Festival de La Salamanca (2003), Cosquín (2004) y Jesús María (2005).