Se verifican en esos años tres etapas en la creación de clubes barriales -y también teatros- con natural inclinación política en la clase obrera. En los años ´20, el país no llegaba a 8 millones de habitantes, cuando avanzó la primera generación de "cuadros" ligados al Partido Comunista en los barrios proletarios, como se decía por entonces.
La Argentina era un país que crecía. Europa padecía la primera Guerra Mundial con masiva emigración a América del Sur. El gobierno de raigambre popular de la Unión Cívica Radical y un "caudillo" como Hipólito Yrigoyen captaron mayoristamente a los inmigrantes. Yrigoyen ganó dos veces por el voto popular: 1916/1922 y 1928/1930.
Luego del golpe militar conocido como ´la revolución del ´30´, dirigentes de la UCR se volcaron a los clubes. El gobierno militar de José Félix Uriburu proscribió la actividad política partidaria de radicales y conservadores, como antes lo había hecho con los partidos de izquierda, comunistas, socialistas y anarquistas. Entonces, en los años ´30 crecieron los clubes de fútbol, con mucha actividad política.
La otra etapa reconocida por los historiadores es la del primer peronismo, a partir del ´46. Ciclo dorado del fútbol argentino y con varios dirigentes de clubes que quedaron en la historia grande. Desde Antonio Liberti en River, que puso en marcha la construcción del Estadio "Monumental" en Núñez, a José Amalfitani, motor de Vélez Sarsfield.
El legendario don Pepe Amalfitani, uno de los más destacados a través de tres décadas (1940/69) presidente de Vélez Sársfield desde el ´43 -hasta su deceso- reivindicó su condición de "fomentista, vecino y amante del deporte social" en Villa Luro y Liniers. Aquel club de barrio culminó teniendo Universidad propia.
Si uno pasa por Valentín Alsina, es común encontrarse con historias de clubes deportivos que hace 90 años fueron fomentados por militantes comunistas de base como el Club Claridad. Desde los ´40, un grupo de trabajadores peronistas -con apoyo del Estado- fundó el Club Tamet (Talleres Metalúrgicos), luego privatizado en 1980.
Hoy, la Capital Federal tiene algo más de 300 clubes de barrio que en algunos casos pasan casi inadvertidos. Sin embargo, la mayoría cumple una amplia actividad social donde niños y jóvenes practican variados deportes y la gente mayor -en muchos casos- se inclina por la música. Especialmente, el tango.
El historiador Félix Luna realizó un trabajo de compilación en "Todo Es Historia", difundido en 2004, donde alude directamente a "los clubes deportivos comunistas". Repasa los clubes obreros promovidos por el PC a partir de 1923, como parte de la expansión rusa desde la revolución del ´17.
Según Luna se trató -claramente- de una política. Especialmente, en el Gran Buenos Aires y las provincias de Santa Fe, Córdoba y Tucumán. El titular del Deporte bonaerense, Alejandro Rodríguez, destacó la existencia de 3.100 clubes en todo el ámbito provincial, de los cuales "unos 1.478 reciben subsidios".
El Partido Comunista argentino se fundó como Socialista Internacional en 1918. Antiguas consignas deportivas en barrios donde funcionaban fábricas y convivían obreros, respondían "al deporte proletario". Una de ellas, reproducida por una publicación partidaria, expresaba: "Deportistas proletarios, ¡Uníos!".
Los nombres de los clubes no estaban para nada ajenos a la revolución rusa: entre otros, La Internacional, Alba Roja, Estrella Roja, Juventud Obrera (Piñeyro), Unión y Trabajo, El Martillo y la Hoz, Unión Obrera y El Porvenir. Esto, en Constitución, Gerli, Avellaneda, Barracas, Ramos Mejía y Parque Chacabuco.
Los campeonatos infantiles "Evita" a partir del ´49 trajeron otro matiz: exámenes médicos en la población infantil. Los programas del neurólogo santiagueño Ramón Carrillo, primer ministro de Salud del peronismo en 1946, determinaron 300 mil placas radiográficas a chicos de 10 a 12 años entre el ´49 y el ´51. Con doce millones de habitantes.
Y la difusión no estuvo ajena a esa actividad: una revista "Compañerito" competía con la tradicional publicación infantil "Billiken" de Editorial Atlántida, fundada por Constancio Vigil en 1919. En julio del ´32, en tapa, la portada comunista aludía a los "niños explotados". Y el título decía: "Por pan, ropa y escuelas".
Fuente: Télam